El Atlético de Madrid tratará de alcanzar mañana en Colonia, veintisiete años después de su única presencia, la gran final de la Liga de Campeones de balonmano con un triunfo sobre el Copenhague danés en una semifinal para la que es duda el lateral derecho Isaías Guardiola.

El jugador alicantino, que no ha podido ejercitarse con normalidad durante toda la semana a causa de las molestias que arrastra en la pierna izquierda, se someterá hoy a una última prueba para conocer si finalmente podrá participar o no en la Final a Cuatro, que arrancará mañana en Alemania.

Duda que se une a la baja ya segura del lateral polaco Mariusz Jurkiewicz, aquejado de una lesión de rodilla, lo que limitará la capacidad del técnico rojiblanco Talant Dujshebaev de poner en práctica su habitual política de rotaciones, en un encuentro que se prevé de un ritmo altísimo.

Y es que si algo caracteriza al Copenhague danés, el faraónico proyecto ideado por el multimillonario Jesper "Kasi" Nielsen, es el trepidante ritmo del que acostumbra a dotar a todos sus encuentros como fiel representante de la escuela nórdica.

Una atractiva filosofía de juego que se sustenta en la solidez de su rocosa defensa 6-0, liderada por el exjugador del San Antonio Lars Jorgensen, que constituye el punto de partida de un veloz contragolpe en el que los extremos Niklas Ekberg y, sobre todo, el islandés Gudjon Valur Sigurdsson actúan como puntas de lanza.

Circunstancia que obligará al Atlético de Madrid a cuidar como nunca del balón en ataque para evitar pérdidas innecesarias con las que alimentar el demoledor juego de transición de un Copenhague, que no deja sin castigar la más mínima duda ofensiva.

Un ataque rojiblanco que estará igualmente obligado a la máxima precisión en cada uno de sus lanzamientos, ante la presencia de un Kasper Hvidt, que como ya demostró en la eliminatoria de cuartos de final ante el Barcelona Intersport, atraviesa por un excelente momento de forma.

Pero si fulgurante es el juego de contragolpe del cuadro danés, no menos vertiginoso es su ataque estático, al que el central Snorri Gudjonsson dota de una velocidad endiablada, aprovechando la riqueza táctica y depurada técnica de la que pueden presumir los integrantes del conjunto nórdico.

Ofensiva en la que sobresale el poderoso brazo del lateral Mikkel Hansen, elegido por la Federación Internacional como mejor jugador del Mundo en el año 2011, y que promedia más de seis goles por encuentro en la presente edición de la Liga de Campeones.

Aunque la presencia de Hansen no será la única preocupación de la defensa atlética, como no se cansan de repetir Dujshebaev y sus pupilos, conocedores de primera mano, tras su paso por el extinto Ciudad Real, del peligro que entraña la presencia en el lateral derecho de Olafur Stefansson.

El veterano jugador islandés, que cumplirá el próximo mes de julio 39 años, aúna a su excepcional capacidad de lanzamiento la imaginación y visión de juego extraordinaria, que le convierte en el perfecto socio del Henrik Toft Hansen, un pivote que no deja de crecer partido a partido.

Hecho que obligará a rendir a la perfección a la defensa del Atlético de Madrid, donde Dujshebaev podrá contar finalmente en el puesto de avanzado con Roberto García, aunque como reconoció el internacional español, tras casi dos meses alejado de las pistas por lesión, no estará al cien por cien de sus condiciones.

Máxima exigencia que se extenderá a la portería, donde José Javier Hombrados y, sobre todo, Arpad Sterbik, uno de los jugadores más temidos por el equipo danés, deberán mostrar la efectividad que les ha convertido en una de la parejas de guardametas más sólidas del mundo.

Un factor que se antoja indispensable para que el Atlético pueda doblegar al Copenhague y disputar la gran final del domingo, ante el ganador del duelo germano entre el Kiel y el Füchse Berlín, con la intención de culminar el sueño continental que en 1985 arrebató a los rojiblancos la legendaria Metaloplastika.