SE VA CERRANDO, a lo largo del presente mes de mayo, otra temporada más. Últimas eliminatorias en las ligas profesionales, fases finales que determinan las entidades que ascienden de categoría, campeonatos de España, campeonatos regionales e insulares.

Este año, estos torneos se están disputando en las denominadas finales a ocho. Tratando de emular a las fases finales de los Campeonatos de España, se adoptó la decisión, en asamblea al principio de temporada y propuesto por los propios clubs, que las fases insulares de las ligas de formación se disputasen bajo este modelo de competición.

La intención es buena. El objetivo era darle un entorno competitivo y en el que el jugador se adaptase a este sistema para adquirir la experiencia necesaria que le fortaleciera en los torneos regionales o nacionales. Sin embargo, más de uno ha empezado a ubicar, en uno de los platos de la balanza, ciertos matices no tan positivos que sería conveniente revisar para un futuro.

Resulta complicado no darle valor al grupo que termina primero en la liga regular, después de seis meses de competición. En algunas ligas de nueve equipos, ocho estaban ya clasificados para esa fase, en las mismas condiciones el octavo que el segundo.

También invita a la reflexión el tiempo que un niño, en pleno mes de mayo, tenga que ausentarse, desde el miércoles, de su centro escolar. Mayor complicación cuando se clasifica para la fase regional; son dos semanas faltando a clase. Si tiene la suerte de participar en más de una categoría, con su club, multipliquen esta apreciación por dos.

Por último, tampoco están los tiempos para afrontar los gastos económicos que conlleva estar tanto tiempo concentrado. Clubes y colegios se han visto desbordados buscando soluciones.

El ambiente que se genera es muy bueno, siempre que los padres contribuyen; es una gozada ver partidos en estas fases. Jugarlos es un recuerdo imborrable para los niños. Ahora bien, no estaría de más analizar estas ventajas y aquellos inconvenientes que ha tenido esta innovación en las ligas insulares en las categorías de formación.