El Tenerife se queda en Segunda B. En un Heliodoro abarrotado fue incapaz de remontar el gol que trajo la Ponferradina del primer partido, llegó al descanso igualado y pronto, en la continuación, sufrió el 0-1 en un penalti que además llevó aparejada la tarjeta roja a Kitoko. Con el partido desequilibrado, el equipo visitante sentenció la eliminatoria.

Enorme decepción en un graderío casi lleno, bajo el sol tórrido que presidió el mediodía. Una vez finalizado el encuentro, los jugadores visitantes festejaron el éxito sobre el campo, al que saltaron centenares de aficionados, no todos con sanas intenciones, porque mientras la mayoría intentaba sacar a hombros a Raúl Llorente, un grupo se acercó a la esquina donde se encontraban los aficionados de la Ponferradina y lanzaron objetos a la grada, uno de los cuales impactó en la cabeza de la hija del presidente del equipo visitante, que con una brecha sangrante necesitó asistencia del equipo de Cruz Roja que se encontraba en las inmediaciones del estadio.

Mientras la grada reaccionaba con sus cánticos "¡Tenerife, Tenerife!", un nutrido grupo se encaró con el Palco al grito de "¡Presidente, dimisión!" y luego esperaron por fuera del recinto la salida de los futbolistas y del entrenador local para aplaudirles y darles ánimo, en un claro gesto de exculpación.

El club comienza hoy el trabajo de preparación de la próxima temporada, y hablará con Pedro Cordero, que seguramente no va a seguir, y con Quique Medina, de cuya voluntad depende en gran medida si continúa en el club o no y con los jugadores, que no abandonan la Isla hasta el próximo jueves. La mayoría tiene contrato en vigor y algunos han satisfecho la cláusula de renovación por partidos jugados.