Tenerife es la isla adoptiva de Álvaro Cervera Díaz (Santa Isabel, 20 de septiembre de 1965). Aquí residió durante algo más de una década, entre 1970 y 1982, cuando el matrimonio formado por Ramón Cervera Pery y Pilar Díaz Hernández decide dejar su domicilio en la isla de Fernando Poo (hoy Bioko), en el golfo de Guinea, y establecerse en Santa Cruz de Tenerife, en el grupo de viviendas de la Junta de Obras del Puerto. De modo que fue en esta ciudad donde transcurrió su infancia, a lado de sus dos hermanos mayores, José Ramón y María del Carmen, y cursando estudios en el colegio La Salle San Ildefonso.

Hábil en el contacto con el balón, pronto quedaron al descubierto las cualidades futbolísticas que atesoraba. Al menos para un modesto entrenador local, Pepe Bercedo, quien primero dio la voz sobre el talento de aquel muchacho. Luego, acabó fichando por el Alegría, equipo del barrio más próximo a su residencia, donde jugó como infantil y juvenil. Allí mismo se cruzó más de una vez con Quique Medina. Aunque dos años más joven, el director deportivo del Tenerife se alineaba frecuentemente con los mayores, entre los que también figuraba su hermano Mario, compañero de curso de Álvaro Cervera.

El nuevo entrenador blanquiazul guarda un recuerdo especial de Onésimo Díaz, uno de los principales mentores del Alegría, además de legendario masajista del Tenerife, quien recomendó en 1981 su ingreso en la entidad, en el Juvenil A. En aquellos momentos, el representativo militaba en Segunda B, donde esa temporada vino a firmar su peor clasificación en la categoría, un decimotercer puesto, acorde con la crisis institucional y financiera que venía arrastrando. Carente de atención por parte de los técnicos, Álvaro, que buscaba en el fútbol una salida profesional, resolvió abandonar la Isla. Más de seis años después, el Tenerife aún trataba de gestionar el cobro de unos derechos de formación que nunca vio satisfechos.

La decisión no fue sencilla por cuanto suponía separarse de sus padres, que continuaron residiendo aquí. El origen cántabro de su madre ayudó a que decidiera trasladarse a Santander, donde viviría cerca de su abuela materna. Allí se enroló como juvenil en las filas del Atlético Perines, bajo la órbita del Racing, que acabó por ficharle en 1984. Previo paso por su filial, el Rayo Cantabria, vino a debutar con el primer equipo el 21 de abril de 1985, con 19 años. Fue de la mano de José María Maguregui, con ocasión de una visita del FC Barcelona al Sardinero, donde Álvaro Cervera logró hacerse con la titularidad en los dos cursos siguientes, además de jugar cuatro partidos con la Selección Sub-21, convocado por Luis Suárez.

En el verano de 1987, el Mallorca consigue sus servicios e inicia una nueva etapa en su carrera, prolongada por espacio de cinco temporadas. En la segunda se reencuentra con el Tenerife, que, igual que los baleares, acaba por ascender a Primera por la vía de la promoción. A partir de entonces, cada una de sus comparecencias en el Estadio, con el Mallorca y con su siguiente club, el Valencia, suelen resolverse con destacadas actuaciones. El ingreso en la entidad levantina se produce en 1992, con debut en la Isla, en un triangular disputado en La Laguna, con Tenerife y Las Palmas.

Valdano y Oltra.- Durante su estancia en Mestalla, que se extiende hasta 1995, Álvaro Cervera alcanza la madurez como futbolista. Participa en dos ediciones de la Copa de la UEFA y viste la "Roja" en cuatro oportunidades: dos partidos de la previa de la Eurocopa 92, convocado por Vicente Miera, y otros tantos en la previa del Mundial 94, de la mano de Javier Clemente. Además, en este período surge también el interés del Tenerife por hacerse con su contratación, a instancias de Jorge Valdano, pero la tentativa no termina de fraguar.

Con 30 años a sus espaldas y dos veces centenario en Primera, en 1995 se registra su vuelta a Santander, donde actúa otras dos temporadas más entre los grandes, llegando a sumar 261 actuaciones en la categoría. A su salida del Racing, en 1997, opta por alargar su carrera en otras divisiones, en el Águilas, Almería, San Fernando -la tierra natal de su padre, que llegó a ser torero-, Hércules y Onteniente.

La Comunidad Valenciana le sirve como plataforma para establecerse como entrenador. Allí va a cultivar la que será una estrecha amistad con otro profesional de pasado blanquiazul, José Luis Oltra, a quien suple en 2004 al frente del Catarroja, de categoría regional, después de pasar por la cadena de filiales valencianista. Desde entonces, Álvaro Cervera traza un denso periplo: Villarreal (Juvenil de Honor), Catarroja (Tercera), Castellón, Almansa, Alicante, Leonesa, Jaén y Real Unión, todos ellos en Segunda B. Con los de la Plana logra el ascenso a Segunda A, en 2006.

En la pasada campaña, dirigió al Recreativo de Huelva hasta la jornada 29, cuando decide dimitir en el cargo para atender la petición de auxilio que le llega desde Santander, donde el Racing va en picado camino del descenso. Igual que en la etapa de jugador, su debut en Primera se produce en El Sardinero, ante el Barcelona, el 11 de marzo de 2012. Finalizado el encuentro, conoce la noticia del fallecimiento de su padre. La dureza del golpe se agranda por un antecedente muy próximo: el 31 de enero, apenas cuarenta días antes, también había muerto su madre. La desaparición de ambos se produce en Santa Cruz de Tenerife, donde residían desde su arribada, procedentes de Guinea, a comienzos de los 70. Es el motivo principal por el que Álvaro Cervera nunca perdió el vínculo con su segunda Isla, donde regresa 30 años después, para sacarse una espinita y rendir memoria a sus progenitores, don Ramón y doña Pilar.