EL TENERIFE marcha, funciona, vende, ilusiona. En dos jornadas, convence más que en los 46 partidos de la pasada campaña. No por eso va a ascender seguro, pero ya es algo. Ha logrado dos victorias, con cuatro goles a favor y la portería propia a cero. Pero más allá de los fríos números, el calor. No el que reinaba en el Heliodoro Rodríguez López ayer, con más de 30 grados y un solajero que obligó a los más de seis mil asistentes a buscar la sombra con desespero. Sino el calor del fútbol. Con mucho orden y un ritmo vertiginoso de tres cuartos de campo hacia delante, el equipo blanquiazul ha empezado a recuperar la esperanza de la "castigada afición" (Álvaro Cervera dixit).

Queda mucho camino por recorrer, pero no da mala espina la labor de un técnico que ha sabido inculcar trabajo defensivo para aprovechar luego el talento de Chechu, Luismi Loro y Cristo Martín. Y si estos tres mantienen el nivel y no sufren ni un catarro en toda la temporada, puede que el traje de candidato al ascenso le quede a medida a este Tenerife 12-13. En las 36 jornadas que quedan por delante (un mundo) habrá lesiones, sanciones, malos momentos y algunos rivales que le encontrarán al vuelta a la escuadra insular. Seguro. Pero por lo pronto, la tarjeta de presentación atrae.

Uno de los mayores logros tiene que ver con sus peores momentos. Ayer, en la segunda parte, perdió el balón. Pero nunca el control. La pasada temporada era justo al revés. A veces, el Tenerife tenía el balón. Pero nunca el control de la situación. No se jugaba a lo que quería el conjunto que fue de Calderón, García Tébar y Medina. Aún así, hay cosas mejorables como evitar los despistes en la salida, dinamizar la circulación en los primeros pasos (quizás con Bravo) y buscar desmarques al espacio (veremos si Martí puede mejorar al atinado Aridane).