Entre los más de 7.500 abonados que tiene el CD Tenerife y los casi 3.100 del CB Canarias hay muchos en común. Son simpatizantes de los dos principales representativos del deporte tinerfeño de clubes, aficionados que en verano renovaron la reserva de su butaca en el estadio Heliodoro Rodríguez López y también en el pabellón Santiago Martín con la ilusión de disfrutar en vivo esta temporada de fútbol o baloncesto cada siete días, e incluso de las dos modalidades el mismo fin de semana si el calendario de ambos lo permite. Ahí es cuando surge el dilema para estos blanquiazules y aurinegros. ¿Qué hacen si, como ocurrirá mañana, los dos conjuntos compiten en casa un domingo por la mañana?

En esa tesitura se encuentran seis miembros de una familia tinerfeña: José Carlos Rodríguez, su cuñado, su suegro -los dos llamados Antonio-, su suegra Candelaria, su esposa Nuria y su hija Paula. En total invirtieron unos 3.000 euros para obtener los carnets de los dos clubes. "El esfuerzo económico es considerable, pero somos aficionados a los dos equipos de toda la vida y no quisimos dejar pasar la oportunidad de tener nuestro sitio en las gradas en un año que pinta bien para el Tenerife y que supone el regreso del Canarias a la ACB", explica José Carlos, que asegura que la coincidencia de mañana entre los de Álvaro Cervera y los de Alejandro Martínez le tiene "quemado", dado que tanto él como sus familiares tendrán que dejar de lado a una de sus pasiones. Y es que el encuentro de baloncesto comenzará a las 11:15 y el de fútbol, 45 minutos más tarde. "Resulta imposible estar en los dos sitios", apunta resignado.

No es la primera vez que este grupo de aficionados se ve obligado a elegir entre el Heliodoro y "La Hamburguesa". El pasado 4 de noviembre, mientras el Tenerife se medía al Getafe B en el recinto de la calle San Sebastián, el Canarias disputaba el duelo de rivalidad regional con el Gran Canaria en la cancha de Los Majuelos. En este caso la balanza se inclinó del lado del basket. Y pasará lo mismo ma-ñana, ya que consideran que el equipo de ACB "necesita ahora más ayuda" que el Segunda B. De todos modos, José Carlos aclara que estará "con un ojo en el parquet y otro en el teléfono móvil, para ver qué tal le va al Tete".

Con vistas a futuras coincidencias, intuye que no siempre ganará el balón grande. "En los partidos decisivos, como los de la fase de ascenso, estaremos en el estadio".

No obstante, confía en que, "de alguna manera", se pueda evitar que Tenerife y Canarias compartan horario cuando les toque jugar el mismo día en la Isla. "Los clubes podrían ponerse de acuerdo", desea. La solución no es sencilla. Por una parte, la ACB y las prioridades televisivas dejan sin margen de maniobra a los dirigentes del equipo de baloncesto, mientras que el Tenerife no siempre tiene en sus manos la posibilidad de modificar los horarios, pues la RFEF corre con una parte de los gastos de los viajes de los rivales y los organiza de manera que resulten más baratos, procurando que regresen a la Península el domingo.