"Yo no puedo ver al CD Marino caer y no hacer nada". Willy Barroso justifica así su salida del club, en el que entró cuando tenía ocho años y al que ahora apoyará como socio que es. "El mal del Marino es psicológico, el equipo está bloqueado mentalmente. Pero tiene solución; si no, estaríamos planificando ya la próxima temporada en Tercera División. Es el momento de que venga otro entrenador, que les cambie el chip, que active a los que están jugando y que les ponga las pilas a los que tienen menos minutos. Yo he vivido situaciones así como futbolista", explica el ya extécnico del CD Marino, que cree que el club debe "agotar todas las posibilidades" en la búsqueda de la permanencia, por lo que entiende su abandono del cargo, que se produjo, según dijo, "de mutuo acuerdo, como personas adultas y coherentes que somos". "Lo que traigan va a ser bueno, y si se las sabe todas, mejor. El equipo necesita un revulsivo y ojalá acierte con el nuevo", siguió.

Sin buscar excusas, Willy Barroso afirma que "cuando las cosas empiezan mal, todo se tuerce", y que son "muchas cosas raras, como lesiones, arbitrajes, fallos puntuales, no haber podido repetir un once" las que han pasado bajo su dirección en estos cuatro meses de competición.