El concejal del área del centro de abastos, Miguel Ángel González, destacó a EL DÍA que en la demolición del Mercado Municipal de la plaza del Adelantado "centraremos especiales esfuerzos para que la ermita de San Miguel no sufra el más mínimo deterioro".

Para ello, en el pliego de condiciones técnicas del proyecto de derribo, se hace constar que la ermita de San Miguel será objeto de una atención especial para que no sufra ningún desperfecto. "Lo que se hará -explicó Miguel Ángel González- será vallar convenientemente la ermita y colocar sensores especiales que, a medida que se vaya tirando el mercado, informarán de si la construcción religiosa está siendo afectada o no".

El concejal añadió que, para garantizar aún más la seguridad, el lado del Mercado Municipal más próximo a la ermita de San Miguel será tirado a mano. Cuando la referida construcción esté fuera de peligro, ya se procederá a la demolición total de la antigua Recova por los medios técnicos habituales.

Toda esta forma de proceder no sólo es porque lo aconsejan los técnicos, sino porque, según el concejal Miguel Ángel González, "estamos muy sensibilizados con la ermita de San Miguel, pues es una joya de la arquitectura tradicional lagunera que fue sede incluso del Cabildo, por lo que debemos velar por su integridad durante el proceso de demolición del mercado. Forma parte de nuestro patrimonio y es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad".

La ermita de San Miguel se debe al arquitecto sevillano Pedro de Llerena. La licencia de construcción la dio, el 14 de mayo de 1506, Bartolomé López Tribaldos en nombre del Cabildo Catedral. El Adelantado destinó a la edificación cincuenta mil maravedíes al año.

El mayordomo Domingo Rodríguez invirtió cerca de 200 doblas de oro en materiales y mano de obra.

El campanario se hizo en 1578 y costó 13 doblas y 460 maravedíes.

El 22 de octubre de 1507, el Cabildo celebró una sesión en la ermita, con asistencia de los regidores Sancho de Vargas, Hernando de Trujillo, Andrés Xuares Gallinato, Guillén Castellano y Alonso de las Hijas. En la reunión del 2 de octubre de 1525, Suárez, Valdés, Castellano, Trujillo, Las Casas y Requena prohibieron el juego en las tabernas.

En el siglo XVI había en la ermita dos imágenes de San Miguel: una de bulto dorada y otra de pincel. La primera de ellas la restauró en 1577 el imaginero Ruy Díaz y la pintó Jerónimo de Hontiveros.

La plaza de San Miguel fue escenario de los actos oficiales más importantes de la Isla. Entre los grandes actos celebrados se pueden destacar la proclamación como rey de Felipe II o la revista en 1559 de las Milicias en presencia de Alonso Pacheco, Hernando de Cañizares y varios regidores.

La plaza sirvió para pregonar las ordenanzas y ha tenido diferentes nombres: San Miguel de los Ángeles, San Miguel de Abajo, Santa Catalina y Adelantado.

La ermita se debe a que Fernández de Lugo invocó a San Miguel y le pidió suerte.