Mientras el resto de Tenerife vivía ayer un viernes laborable más, con mucha gente pendiente de la televisión y la elección de la sede olímpica, en Tegueste se sucedían las escenas ya constatables en la tarde del jueves, desde que se informó a los vecinos, con megafonía y cartas, del corte general de agua en todo el municipio después de que una rotura en la red de saneamiento en la zona de Los Rodeos afectara a los depósitos que abastecen la localidad, lo que obligó a prohibir el consumo por razones y prevención sanitaria. Al igual que el jueves, y dado que se anunció un corte de hasta 48 horas, múltiples residentes seguían en la mañana de ayer avituallándose del líquido en las plazas y otros puntos de los núcleos poblacionales principales. En declaraciones a EL DÍA, los afectados evidenciaron los típicos contrastes de estos casos: malestar, desinformación y muchas dudas en buena parte y mayor tranquilidad, comprensión y satisfacción moderada por las explicaciones dadas. Ayer, Tegueste fue un pueblo sin agua y eso ya, en pleno siglo XXI, no es muy habitual.

Tan inhabitual que las inesperadas consecuencias económicas las sintieron, sobre todo, los negocios que más dependen del líquido elemento, como los bares y restaurantes, que no pueden trabajar ni servir comida sin fregar platos y otros quehaceres imprescindibles. De hecho, y tras sondear diversas pymes de este subsector, EL DÍA constató que sólo una decena de los más de 60 establecimientos de la villa seguían abiertos al mediodía de ayer.

El cierre de bares y restaurantes, que se unió a los decretados el jueves por prevención de las canchas deportivas y centros docentes, lo sintieron subsectores relacionados, como las panaderías. La denominada Jonipan, al final de El Portezuelo, lo notó especialmente en su distribución diaria, según señalaron ayer a este periódico, en línea con las empresas que abastecen a los bares y restaurantes de otros productos.

Entre los negocios de éste y otros ámbitos más molestos, destacó ayer el profundo enfado de una propietaria de un bar de la carretera general, en pleno casco, que denunciará ante el ayuntamiento que se llevara agua a las empresas que forman parte de Asevite, la asociación local, y no se hiciera lo mismo con las que no la integran, lo que cree una clara discriminación y algo "surrealista". Su malestar, agravado por la "desinformación", lo comparten otras pymes "excluidas".

A diferencia del jueves, cuando la incertidumbre hizo que la compra de agua embotellada en los supermercados y ventas locales se dispararan, desplazándose numerosos vehículos de empresas del subsector para mantener el abastecimiento, ayer la venta decreció notablemente, tal y como señalaron a EL DÍA desde el supermercado Sandalio, en El Portezuelo.

Para ello, resultó clave que el abastecimiento de agua gratuito en las distintas zonas y plazas funcionase relativamente bien (con grandes depósitos y botellas de 5 litros), según confirmaron diversos vecinos. Eso sí, en la tarde del jueves hubo algunas confusiones y malestar de diversos residentes, por ejemplo de El Socorro, que criticaban la falta de depósitos en su núcleo, lo que les obligó a ir al casco, si bien otros recalcaron ayer que sí hubo cubas en todos los barrios desde ese día.

Muchos residentes, que tuvieron que comprar agua fuera de la localidad y ducharse en casas de familiares de otros municipios, se quejaron de la actitud y las explicaciones de la empresa (Aqualia) y del ayuntamiento y dudaban sobre qué tenían que hacer con los depósitos de sus viviendas, si vaciarlos o no.

El alcalde, José Manuel Molina, anunció que el agua se iría restableciendo por zonas y con restricciones de tiempo desde la tarde de ayer, aunque sin permitirse el consumo humano, para cocina o aseo. En principio, el servicio se recuperará del todo durante el día de hoy, si bien Molina resalta que ayer ya se había limpiado por completo los distintos depósitos que pudieron verse afectados por las aguas residuales.