Los cabildos catedralicios y colegiales de la Península han apoyado a los representantes del Obispado de Tenerife que asistieron a las Jornadas Nacionales celebradas en Oviedo sobre "La fraternidad sacerdotal en la vida de la Catedral", donde pidieron su apoyo para demandar ante el Gobierno central que terminen las obras de demolición y reconstrucción de la cubierta del templo lagunero para que pueda volver a abrir sus puertas al culto.

Nada más bajar del avión, el canónigo Prudencio Redondo Camarero dijo el viernes a EL DÍA que "me encuentro muy satisfecho por haber recibido el apoyo de las mayoría de las 78 catedrales de España. Destaco que los cabildos catedrales que faltaron, como nos consta, seguro que también hubieran estado con nosotros en nuestro apoyo y defensa de la Catedral de La Laguna".

Prudencio Redondo señaló que una de las cosas que más defendieron los asistentes a las jornadas fue el que la Catedral de La Laguna no podía seguir más tiempo siendo la única cerrada de España. Explicó que el templo lagunero debía abrir ya sus puertas, porque durante los casi nueve años que lleva cerrado, lo cual sucedió el 29 de junio de 2001, se ha privado a los turistas de poder admirar el importante patrimonio mueble del templo, y ha sido por diferencias con unos técnicos, como el señor Márquez Zárate y el Instituto Eduardo Torroja, a quienes al final se les ha dado la razón en que hay había que demoler la cubierta".

Prudencio Redondo Camarero valoró mucho el que estuviera en el acto José Antonio Fuentes Caballero, presidente de la Confederación de Catedrales de España.

El próximo paso será una reunión del Cabildo Catedral de La Laguna para redactar el texto que luego suscribirán los canónigos de las 78 catedrales de España, para acto seguido, como se acordó, enviarlo al presidente de Gobierno central español.

Ahora que se ha esperado casi 9 años con la Catedral de La Laguna y un techo al que se le han quitado ya casi todas las bóvedas y que, según Prudencio Redondo, "lo que hay que hacer es colocar las nuevas bóvedas, rematarlas y volver a abrir el templo, sin tener que parar los trabajo el Gobierno".

Prudencio Redondo Camarero fue acompañado por otro canónigo y amigo, Luis Pérez Pérez, quienes, a través de una moción, pidieron a todos los cabildos que se unieran y presionaran ante el Estado para que las obras que se han iniciado no sean paradas, sino tengan continuidad y finalicen para que la ciudad y la Isla recuperen el templo más emblemático y centro de la fe de la Diócesis de Tenerife.

Los cabildos respaldaron el "malestar" mostrado por los canónigos laguneros, así como su indignación por las nuevas dificultades causadas por la suspensión de la prevista y aprobada financiación estatal de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Cultura para las obras.