El barrio lagunero de San Matías celebró durante esta semana sus fiestas patronales orgulloso de su desarrollo y progreso de los últimos años, aunque también reivindicativo respecto a ciertos equipamientos que los vecinos consideran claves para afianzar los avances logrados, entre los que destaca el demandado centro de salud periférico y la anhelada guardería. Como demuestra el hecho de que el colegio y el instituto de esta zona llevan el nombre del enclave, los residentes de San Matías no tienen complejos, se sienten bien asentados en La Laguna y se alegran de que, como ocurre con otras zonas de Taco y cercanías, se hayan diluido muchos tópicos y estigmas exteriores sobre estos núcleos, estereotipos que nunca compartieron.

Con clara idiosincracia obrera y humilde, con el 90% de casas de autoconstrucción (muchas de ellas realizadas en su día sin permiso) y con una marcada inmigración gomera y majorera, los 7.000 vecinos censados sufren también las picaduras diarias de la crisis, aunque no creen que se esté trasladando a la calle y haya aumentado, por ello, la inseguridad o haya menos cohesión social.

Así lo ve, por lo menos, la presidenta de la AAVV La Montaña, mayoritaria en la zona con unos 400 socios activos. Bárbara Santos considera que existe mucho mito sobre estos barrios, aunque sí echa en falta más presencia policial y pone en duda la efectividad de las redadas, "en las que, a veces, sólo cogen al pobre diablo que no ha pasado la ITV".

Santos, que tiene fama de crítica y reivindicativa, considera urgente la creación del consultorio de salud y recuerda que en el mandato anterior se aprobó una moción en este sentido sin que se haya cumplido "porque la Consejería dice que no tiene personal". También cree imprescindible que se habilite una guardería, para lo que se tiene previsto suelo cerca de la célebre montaña, dotaciones deportivas que puedan usar no sólo los clubes del enclave y la limpieza de los casi 80 solares, "usados por muchos desaprensivos para tirar todo tipo de basuras, convirtiéndose en un foco de ratas".

La presidenta vecinal admite que la crisis ha abocado a muchos a situaciones duras, si bien resalta la labor que realiza Cáritas en la zona. A su juicio, se necesitan viviendas sociales "porque mucha gente no tiene y está en lista de espera". Además, reivindica más frecuencia de la guagua 019 de Titsa, que va a La Laguna, durante los fines de semana y festivos, así como que se habilite una zona de seguridad delante de la iglesia.

Santos reconoce que, como otros enclaves periféricos, siempre se han sentido un poco marginados respecto al casco, aunque subraya que han notado una mejoría en los últimos dos mandatos, "con el adecentamiento de fachadas, alumbrado y obras como la remodelación de la plaza, si bien fue gracias al Plan E". Lo que no tiene nada claro es si se logrará algún día recuperar la montaña, en la que se sigue excavando.

Araceli Hernández preside la AAVV Cornical, integrada por una veintena de residentes de la zona de Las Palomas, cerca del barranco y con espléndidas vistas hacia la TF-1. Esta entidad centra sus exigencias en que se le dote de electricidad a las casas (algunas de más de 40 años) de las 13 familias que viven o pasan tiempo en esta parte, así como que se concluyan las mejoras emprendidas en la vía con acerado y que se contemple esta zona como suelo urbano consolidado en el nuevo PGO.

La asociación de mujeres Libergara, con medio centenar de socias, reitera las peticiones genéricas del resto y exige también un centro de día para mayores.