Un grupo de alumnos de quinto curso de la carrera de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna, junto a su profesor Miguel Clavijo, realizaron de manera experimental una visita por la que será la ruta del barranco de La Verdellada, para que el visitante aprecie y conozca los valores arqueológicos y etnográficos de La Laguna en dicho enclave, así como para que admire su riqueza natural y paisajística.

La actividad se enmarca en el estudio de la integración social e histórica del barranco en el barrio, destacando el trabajo de dicho núcleo poblacional lagunero y del ayuntamiento a la hora de rescatar los valores de este espacio para su protección y conservación de cara a futuras generaciones.

El concejal de zona de La Verdellada, Jonathan Domínguez, es uno de los mayores conocedores del contenido, trayecto y secretos del propio barranco, ya no sólo por su labor a la hora de reactivar los proyectos de recuperación del mismo desde que fue nombrado edil del ayuntamiento, sino por el trabajo que desarrolló de recopilación de información y catalogación de contenidos sobre los valores del cauce, durante sus casi 18 años como miembro del movimiento vecinal del barrio, desde donde se impulsaron las iniciativas conservacionistas del mis-mo.

Por este motivo, los alumnos de la Universidad recibieron una clase muy didáctica y amena que cambió por completo su visión de este barranco, que, pese a su integración urbana, conserva gran parte de su patrimonio natural y etnográfico.

Domínguez además de enseñarles las situaciones de los elementos arquitectónicos más destacados del cauce, también les habló de la evolución de la percepción y visión vecinal del barranco a lo largo de la historia. Y es que este barranco fue el principal valor de la zona en los siglos posteriores a la conquista, vinculándose hasta bien entrado el siglo XX todas sus actividades económicas, principalmente agrícolas y ganaderas, a su propia existencia. Incluso los orígenes del barrio de La Verdellada actual se vinculan a este barranco, ya que fue de ahí de donde los vecinos sacaron recursos como la arena, el agua o la piedra para edificar. Posteriormente hubo dos generaciones que dieron la espalda al barranco y lo utilizaron como vertedero, hasta que resurgió el movimiento conservacionista que en las dos últimas décadas ha vuelto a concienciar a los vecinos de la importancia del mismo para la zona, por su valor histórico, natural y etnográfico.

Los valores del barranco

En el barranco de La Verdellada existen restos de dos molinos de agua y un horno de cal con 500 años de antigüedad, que, pese a figurar entre las estructuras arquitectónicas más antiguas de cuantas de conservan en la ciudad, habían estado olvidadas durante décadas. En el barranco, en el tramo de La Verdellada, también existen varias galerías artificiales, restos de la cultura aborigen, unos lavaderos del siglo XVIII o varios nacientes naturales.

El ayuntamiento ha iniciado un proceso largo de recuperación del cauce de este barranco y de las ruinas de sus molinos y hornos de cal para su posterior exhibición en las mejores condiciones posibles. Dentro de este plan, se irán recuperando otros espacios para el disfrute de los vecinos y de quienes visiten La Laguna, con miradores o senderos que faciliten su conservación.