Los trabajadores del la Asociación San Lázaro Amor a los Niños llevan cinco meses sin cobrar, lo que les ha llevado a plantear el acometer una serie de medidas como una manifestación ante el Cabildo Insular de Tenerife y la denuncia correspondiente ante dicho organismo oficial.

"No sabemos qué hacer. No tenemos dinero ni para gasolina. La situación ya empieza a afectar a la estabilidad de vuestras familias. No tenemos para pagar las hipotecas". Así señalaron algunos de los trabajadores afectados, que dijeron que los impagos de sus salarios comenzaron a afectarles el pasado mes de julio, y que siempre era más patente el problema al finalizar el año. Lo que calificaron de inusual es que no cobraran a principio de año y que es la primera vez que ha pasado tanto tiempo sin percibir el sueldo.

Los más de 20 trabajadores han dicho que van a esperar a que pasen las elecciones para analizar la actuación que padecen y tomar las citadas medidas de presión y algunas otras que por ahora sólo tienen en mente.

La Asociación San Lázaro Amor a los Niños es un organismo subvencionado en parte por el área de Bienestar Social del Cabildo de Tenerife.

Dichos trabajadores desarrollan una labor de atención a menores en desamparo que, además, sufren problemas de disminución psíquica. Estas labores se llevan a cabo en torno a los proyectos Martha II y Martha III.

La directora del centro ratificó las denuncias de los trabajadores y resaltó que "son unos grandes profesionales porque, a pesar de no percibir sus sueldos y haberles propuesto el cierre del centro por la grave situación por la que pasan, estos profesionales no han bajado el ritmo en su trabajo y siguen adelante dando el tratamiento correspondiente a los acogidos en nuestro centro". Añadió que para el caso de la residencia del centro le han comunicado que antes de un mes se firmará el correspondiente convenio y que para el caso del centro de día también le han informado que el problema se espera que esté resuelto antes de 30 días.

Recortes económicos

Estos retrasos en las retribuciones de estos asalariados, según han dicho sectores sindicales, son "consecuencia de los sucesivos recortes que se han llevado a cabo en el ámbito social por parte del Ejecutivo autonómico".

Dado que la directora del centro sostiene que su centro siempre ha cobrado del Cabildo Insular de Tenerife, nos hemos puesto en contacto con responsables de dicho organismo insular, quienes han afirmado que por lo que respecta al IASS se ha hecho la transferencia económica correspondiente y que lamenta la situación de los trabajadores y que espera que todo se resuelva lo más pronto posible.

Los trabajadores precisaron que, "a pesar de todos los problemas que tenemos, seguiremos haciendo nuestro trabajo con la mayor entrega, a ver si en breve el Cabildo de Tenerife toma conciencia y soluciona el problema que ahora es nuestro, pero que mañana puede serlo de unos usuarios que deben tener muy presente que padecen discapacidades físicas y psíquicas muy importantes", indican.

Los citados usuarios se reparten entre el centro de día y la residencia, con 21 y 6 niños y adultos, respectivamente.

EL DATO

Mejora de la calidad de vida

La Asociación San Lázaro fue fundada en 1992 y consta de dos centros en el municipio de La Laguna en lo que se trabaja para prestar los siguientes servicios: mejorar la calidad de vida de las personas con parálisis cerebral infantil (PCI), conciliar la vida laboral y familiar de los padres y madres, crear vínculos con diferentes asociaciones, informar, asesorar y orientar a los familiares sobre todo lo relacionado con la PCI, promover la participación de los padres en las diferentes actividades, y fomentar la colaboración entre los diferentes colectivos. El proyecto nace por la gran demanda existente en Canarias, más concretamente en Tenerife, de personas afectadas con Parálisis Cerebral Infantil (PCI) y otras patologías, marcando las directrices bajo el fundamento del derecho. El centro cuenta con distintos profesionales, que llevan a cabo diferentes tareas que, armónicamente desarrolladas, deben de resultar complementarias. Los padres y madres de los alumnos constituyen en realidad auténticos educadores naturales que colaboran coordinadamente en la acción educativa del centro, que, como organización, presenta características propias y diferencias derivadas, tanto de la singularidad de sus acogidos como de sus profesionales.