Cuando faltan 11 días para que la nueva estación de guaguas cumpla un año de su inauguración, el frío, el vandalismo y la inseguridad son las principales denuncias de los usuarios.

Nada más entrar ayer al intercambiador, se podía ver a unas mujeres dentro del edificio, en una esquina, arropadas unas contra otras porque, a pesar de haber puesto una puerta giratoria, "el frío que hace aquí dentro -dijo Lourdes- no hay quien lo soporte".

Tanto la citada usuaria como Jesús y dos jóvenes, Belén y Vanesa, de 32 y 31 años, respectivamente, centraron sus críticas en la falta de una cafetería, optando por la antigua estación de guaguas. En dicho sentido, precisaron que "era mejor haber reformado la de San Benito en vez de haber hecho una inversión en este edificio que deja mucho que desear".

La puerta giratoria en 15 minutos se atascó cinco veces y el botón exterior ha sido robado. La otra es de dos hojas y se abre de forma automática al aproximarse el público, por lo que el frío en la sala de espera se deja notar.

En el exterior, el frío, dada la ubicación del edificio, hay partes muy húmedas y otras donde da más el sol, que es donde se concentra el público. Jesús Joaquín manifestó que, aunque el intercambiador tiene una estructura moderna y estética, "no estaría mal que pusieran una estructura que actúe de cortavientos".

A la entrada de los baños, un cartel impedía el acceso por estar en obras, pero pedimos permiso, ya que el comentario apuntaba que presentaban un lamentable estado. En el interior, los operarios mostraron una imagen no acorde para un edificio nuevo. Un lavamanos estaba roto debido a las patadas de jóvenes delincuentes, los mismos que introducen papeles en los urinarios, motivando atascos. Y por si fuera poco, con frecuencia roban los mecanismos de las cisternas de los inodoros, lo que motiva un gasto mensual en reponer los tiradores.

El edificio cuenta solo con un guardia de seguridad, quien manifestó que los servicios se centran, principalmente, en los robos de bolsos y carteras que tienen lugar dentro del edificio o en el momento en que el pasajero se sube a la guagua. El estanco que está en el interior del edificio sufre con frecuencia la presencia de gamberros que cogen golosinas y salen corriendo. Al atardecer, según los seguritas, prolifera el consumo de drogas y la prostitución, sobresaliendo la presencia de chicos jóvenes que se ofrecen en el interior de los baños.

Los conductores tampoco están muy contentos con la nueva estación, sobre todo con dos zonas de difícil giro que motivan choques y roces con frecuencia.