El próximo mes estarán acabadas las primeras tres bóvedas de la nave central de la Catedral de La Laguna, según fuentes consultadas por este periódico, mientras que por lo que respecta a la colocación de las columnas que aguantarán dichos elementos arquitectónicos del techo del templo se destaca que los trabajos están muy adelantados.

Las tres bóvedas citadas son las primeras al entrar por la parte de la iglesia más próxima al coro, y la del centro es un poco más grande con respecto a las laterales.

Lo que se ha terminado es el trabajo de encofrado de las bóvedas, luego se procederá al contraencofrado utilizando los moldes de madera que ilustran esta información y, ya a principios de junio, se le inyectarán la fibra de polipropileno y los hormigones autocompactables que, como ya se ha dicho en varias ocasiones, tendrán una durabilidad de tres siglos, siempre y cuando se mantengan las normas de conservación adecuadas por parte de los responsables del patrimonio religioso.

Antes de proceder al encofrado de estas tres bóvedas, fue necesario utilizar moldes de madera de las columnas y capiteles, que fueron rellenos de hormigón, no sin antes ser todo ello ajustado a las bases de las antiguas columnas, cortadas en su día, y en las que se abrieron huecos para engarzar los hierros de sujeción de los encofrados, realizados en una finca de El Portezuelo, en Tegueste.

Es probable que hoy haya una visita a la Catedral con representantes del Obispado y del Ayuntamiento de La Laguna, pero lo que está claro es que los trabajos se lleven bajo normas estrictas para poder aportar imágenes de cómo va quedando el interior del templo, pero que en su momento serán mostradas a los medios de comunicación.

Lo que sí se ha sabido es que por parte del equipo técnico de la obra, hay una gran satisfacción en que las bóvedas y cúpula central de la nueva cubierta de la Catedral serán mucho más livianas que las anteriores, no sólo por el moderno hormigón utilizado, sino porque no lleva ninguna estructura ni componente de hierro en su interior.

La opción que, desde un primer día, se tomó para actuar en la Catedral, es el empleo de bóvedas con doble curvatura y un espesor mínimo, mientras que los arcos son armados con fibra de vidrio. El Instituto Eduardo Torroja ha sido el encargado del estudio de los hormigones citados, por lo que el resultado final para la ciudad Patrimonio de la Humanidad es tener la tan esperada Catedral, pero con un techo igual al anterior, aunque con materiales de mayor durabilidad.

Pero es que al final casi ni se notará la presencia de las bóvedas con respecto a las anteriores, ya que el constructor, es decir, la empresa Víctor Rodríguez, las está haciendo de forma individual, por entender que es más artesanal y se ajusta mucho mejor a la realidad de la obra, lo que se notará al conferir un sello tradicional como ocurre en las diferentes obras de restauración realizadas, como la del Obispado.