La isla de Tenerife recuerda el 78 aniversario del atraco al tranvía en la lagunera curva de Gracia, donde murieron dos personas y otra fue herida. El día 1 del presente mes, en el cementerio de San Rafael y San Roque, se celebró un homenaje de recuerdo a ambas víctimas, donde reposan sus restos, aunque no se sabe el lugar exacto.

En el acto intervinieron Teresa Laborda, quien hizo una semblanza de las víctimas, y el historiador Rafael Cedrés Jorge, y se hizo una ofrenda floral en la tumba familiar de los García-Panasco, depositada conjuntamente por Isauro Abreu García-Panasco (familiar de ambos asesinados), Rafael Zurita Molina (de la Tertulia 25 de Julio) y de Rafael Cedrés Jorge (Historiador). Tal día como ayer fueron enterradas las víctimas.

El día 1 de septiembre de 1934, según los cronistas, una banda de atracadores asaltaron, en la citada curva, a dos tranvías, resultando muerto el conductor del número 13 y el estudiante Agustín Bernal Cubas.

La noticia, en un breve espacio de tiempo, movilizó en un primer momento al agente Vicente Alonso, que acudió acompañado de otros dos miembros de la Policía, uno de ellos el alférez de la Guardia Civil, Moreno, con la fuerza disponible.

Cuando llegaron a la curva de Gracia, concretamente frente a la trasera de las Oblatas, estaban los dos tranvías, los números 13 y 15 parados, rodeados de muchas personas. A pocos metros, aún en el suelo, estaban los dos cuerpos sin vida de las víctimas del atraco.

Como informó en su día el periódico "La Prensa", todo empezó cuando el tranvía número 15 salió de La Laguna, conducido por Antonio Guerra Rodríguez, de 40 años de edad, acompañado del cobrador Manuel González de la Rosa, de 27 años, ambos domiciliados en La Laguna. Con ellos viajaban cinco personas en el interior, y en la plataforma delantera, al lado derecho del conductor, el joven estudiante Agustín Bernal Cubas, que vivía en Santa Cruz de Tenerife y que había decidido ir a dar un paseo a La Laguna. El conductor llevaba a la estación de La Cuesta la recaudación del día, que era de 602 pesetas.

A poca distancia bajaba el tranvía número 13, fuera de servicio, conducido por Luis Panasco Toledo. Lo acompañaba el inspector Manuel Cabrera.

Al llegar el primero de los tranvías a la curva de Gracia, su conductor vio una gran piedra en medio de la carretera, por lo que tuvo que frenar. Al detenerse, salieron del lado izquierdo de la vía los asaltantes, enmascarados y con pistolas en mano. Se oyeron unos disparos y muy pronto el ruido del segundo tranvía que se aproximaba, teniendo que frenar bruscamente. Las balas siguieron su trayectoria, alcanzando al conductor y al joven estudiante, que resultaron muertos.

El cobrador Manuel González de la Rosa fue herido en un muslo cuando intentó huir, siendo atendido en el hospital de Los Dolores de La Laguna.

El entierro de las dos víctimas representó mucho dolor en la población tinerfeña. Los féretros fueron colocados encima de dos carrozas, cubiertas de flores. Los comercios cerraron en señal de duelo. En el entierro participaron la banda de música del Hospicio y todos los tranvías del Cabildo, así como el gobernador civil, Malboyssón; el alcalde de Santa Cruz, Martínez Viera, y el comandante Moreno Norte.

El fiscal Gonzalo y el juez Espinosa reconstruyeron los hechos, destacando el primero que se había actuado con "premeditación y ensañamiento".