"Tenemos suelo, un proyecto elaborado y, además, disponemos de los permisos pertinentes. Solo nos falta el crédito bancario". De esta forma, con tono categórico y convencido, el teniente de alcalde del Ayuntamiento de La Laguna, Javier Abreu, da carta de naturaleza a la construcción de una planta desalinizadora cuyo objetivo fundamental es reducir las concentraciones de flúor y sodio en las aguas del municipio.

Atrás quedan, por tanto, los vanos intentos por levantar una infraestructura de este tipo en Las Llanadas (Los Realejos), donde además del Cabildo debían participar otros diez municipios. Y es que el grado de indefinición de algunos consistorios, de un lado, y la tibieza mostrada por la Corporación insular, de otro, han terminado por diluir aquel proyecto.

En una primera evaluación, con el proyecto definido, los permisos medioambientales finalizados y autorizada la instalación eléctrica de media tensión, el presupuesto global se acerca a los 15 millones de euros y el tiempo aproximado entre la licitación y la ejecución se establece en un periodo de dos años y medio. Así se presume que esta planta desalinizadora, considerada "estratégica" para el futuro de La Laguna, puede ser una realidad en 2015.

El coste, en el recibo

Javier Abreu ya advierte de que serán los vecinos quienes abonarán el coste de la instalación, "de forma que en el recibo del agua se repercutirá, en un apartado específico y bien claro, el porcentaje y la cantidad que se aporta".

La estación estará ubicada en la zona de Montaña del Aire, en El Ortigal, un terreno con una superficie de casi una hectárea y situado junto al depósito de cabecera, en la zona militar próxima al aeropuerto de Los Rodeos.

El suministro que actualmente recibe la población del municipio lagunero, un servicio que gestiona la empresa Teidagua, es el resultado de una mezcla de aguas que, en diferentes proporciones, proceden del Trasvase Dornajos Baldíos y del canal Unión Norte, así como de pozos que se nutren del acuífero situado en Los Rodeos.

Estos caudales se conducen a un depósito de cabecera, con capacidad para unos 25.000 metros cúbicos, donde se almacena el líquido para su posterior distribución a través de las redes.

El problema fundamental que se viene detectando está ligado, básicamente, al hecho de que, dependiendo del ratio de las mezclas de las diferentes aguas, en ocasiones se puede superar el valor en contenido de flúor que está fijado para aguas potables.

Precisamente, la alta salinidad de las aguas subterráneas, más directamente afectadas por la actividad volcánica residual, hace necesario su tratamiento antes de destinarlas al uso urbano o agrícola, mediante el empleo de sistemas de desalinización, mayoritariamente por electrodiálisis reversible.

El proceso de tratamiento se basará en la tecnología de electrodiálisis reversible, que, frente a la ósmosis inversa, ofrece las ventajas de la mayor experiencia que sobre el primer método se tiene en la Isla; más tolerancia ante los cambios de agua y sílice: mayor tasa de recuperación frente a otras tecnologías.

La infraestructura de Montaña del Aire, con capacidad para 12.500 metros cúbicos/día de agua tratada, se proyecta como solución ante el agotamiento progresivo de los acuíferos, inconveniente que se suma el contratiempo de que los actuales recursos presentan altos niveles de flúor y sodio, en proporciones superiores a lo establecido en el Real Decreto 1240/2003.

El objetivo es el tratamiento de las aguas salobres de origen subterráneo, con el fin de cumplir los requerimientos que establece el citado real decreto en cuanto a criterios sanitarios y de calidad del agua de consumo humano.

El proyecto consta de la urbanización de la parcela, incluyendo los viarios; las canalizaciones de agua y electricidad básicas para alimentar la planta; la nave industrial que alojará la sala de tratamiento, oficinas y laboratorio, así como los depósitos de alimentación y salmuera que precisan.

Un sistema de filtros para reducir la turbidez servirá para depurar todas las aguas que se reciban en la zona, independientemente de si se tratan en la planta o no.