Trescientos años han pasado desde que un temporal obligara a trasladar la imagen del Santísimo Cristo, después de que el viento y el agua causaran grandes desperfectos en el antiguo convento de San Francisco. Como sigue siendo norma en Aguere, nadie aprovecha la efemérides para recordar mediante un acto o una charla el hecho y potenciar el Cristo, su Esclavitud y su convento.

El aluvión tuvo lugar la noche del 24 de enero de 1713, y deterioró el convento de tal manera que sus religiosos escaparon milagrosamente con la Majestad Sacramentada y la imagen del Santísimo Cristo, que fue depositada en el oratorio de los condes del Valle de Salazar.

Buenaventura Bonnet dice que el aluvión "produjo víctimas y daños incalculables", mientras que Viera y Clavijo aporta más detalles: "El diluvio anegó el convento grande de San Francisco. Los religiosos escaparon casi de milagro con la Majestad Sacramentada, y la imagen del Cristo. Franqueoles el ayuntamiento mil escudos de sus propios y el hospital de San Sebastián para que se albergasen, mientras se reparaba el convento".

Las actas de la Esclavitud dan a conocer que los franciscanos residieron en el citado hospital dos años: "Habiendo sucedido el diluvio y gran inundación de lluvias en este convento y estar tan arriesgados sus edificios, se salieron de él y para tener más seguridad y habitación se entraron con licencias legítimas en el hospital de San Sebastián, algo más de dos años, con gran incomodidad".

El Cristo de La Laguna no permaneció mucho tiempo en el oratorio de los condes del Valle de Salazar, quizá el estrictamente necesario para que los frailes habilitaran su improvisada residencia.

Sobre el traslado en procesión del Santísimo Sacramento y el Cristo de La Laguna al oratorio del palacio del conde de Salazar, lo acredita un cuadro de grandes proporciones que por mucho tiempo conservó la casa Salazar, en el que se representa el Sagrario, el Santísimo Cristo y al pie dos décimas a cada lado, alusivas al suceso.

Ciento noventa años, desde 1713 a 1904, permaneció el lienzo en la capilla de la noble familia, hasta que fue donado a la iglesia de La Concepción. La pintura es anónima pero las décimas del cuadro se atribuyen a Rodríguez Moure: "Día veinte y seis de enero / del año de setecientos / y trece, los crecimientos / de aguas el terreno / del convento religioso / del Serafín amoroso, / que para nuestra fortuna / del Cristo de Las Laguna, / es relicario dichoso".