Eran conocidos como cencerradas, lloros, malgareos o tocar el bucio. Una polémica tradición muy extendida en Canarias y que, en el año 1904, se convirtió en una sangrienta tragedia en Tegueste, con ocasión de los terribles hechos conocidos como "el crimen de la Cruz Grande" y que se saldó con el asesinato de tres personas tras la celebración de una boda.

Esta costumbre consistía en subir de noche a las montañas cercanas y de allí hacer ruido para llamar la atención de los vecinos y hacer críticas de toda índole, con especial hincapié a los recién casados.

El 7 de enero de 1904 se produjo el enlace matrimonial entre José Lugo Luzardo con María del Carmen Hernández Suárez y al caer la noche un grupo de hombres se reunió con intención de realizar una cencerrada. Subieron a la montaña del Púlpito y allí comenzaron los lloros con frases ofensivas contra los novios, llamándoles puta y cabrón. En la casa del festejo, tras escuchar los lloros, se formó otro grupo de hombres para perseguir a los llorones

A las nueve y media de la noche regresaron los llorones a tomar unas copas a la casa de Felipe Martín Rodríguez, alias el Gato, mientras los perseguidores tocaban de puerta en puerta buscando quién faltaba de sus casas para deducir quienes eran los llorones. Sospechando de los hermanos Martín, se dirigieron a los pajares donde estos solían dormir. Esto hizo que los animales que allí guardaban se alborotaran y alertaran a Felipe Martín. Éste, al acercarse, se percató de la presencia de personas en el interior que no eran sus hijos y decidió ir armado con un palo que pidió a un vecino. Al comenzar la riña, la hija de Felipe Martín alertó al resto que acudieron en su ayuda.

A la una de la mañana una hija de Felipe Martín comunicó los hechos al secretario, quien a su vez se lo comunicó al juez y al médico forense. El primero en acudir fue el comisario de policía. Al llegar se encontró con la horrible escena. En un pajar se encontró a Nicolás Martín, agonizando, quien reveló que los autores de los crímenes habían sido Nicolás y Juan Hernández Suárez, Antonio Rodríguez Gil, José y Alejandro Lugo Luzardo y sobrino, para luego expirar. En otro pajar se encontró gravemente herido a Gonzalo Martín, su hermana Jacinta con el rostro ensangrentado y su madre, Francisca Expósito, herida leve.

Cuando llegó el juez Joaquín Becerra, el citado Nicolás Martín acababa de fallecer y dispuso que los tres cadáveres fueran llevados a la ciudad en una carreta. Los demás heridos fueron trasladados al Hospital de Dolores. Eran ya las 8 de la mañana cuando el juez dio orden de capturar a los presuntos agresores. Uno de ellos era el recién casado José Lugo Luzardo.

Tras varias pesquisas y después del registro de la vivienda de Antonio Rodríguez Gil, el Chico, donde se encontró una camisa ensangrentada, se produjo su detención en la casa de su tío Antonio Gil, situada en La Esperanza. Más tarde fue detenido por la Guardia Civil Nicolás Hernández Suárez y finalmente, después de larga búsqueda, ya anochecido, se presentó confesando su participación Juan Hernández Suárez.

El juez decretó secreto sumarial y el 9 de junio de 1905, la Audiencia de Las Palmas dictó la sentencia. El suceso causó gran conmoción, pero no importó la magnitud de la tragedia para que los lloros siguieran siendo una práctica continuada.

Carlos Hernández González, vecino de la Villa de Tegueste, analiza en el recientemente publicado 5º Boletín del Archivo Municipal el suceso. Según relata en su análisis Carlos Hernández, los hechos se sitúan en El Portezuelo, donde llamaban La Cruz Grande, en las faldas de la montaña de El Púlpito y en una casa junto a la carretera. El suceso tuvo lugar la noche del 7 de enero de 1904 a resultas del cual tuvieron lugar tres asesinatos tras el enlace de José Lugo Luzardo y María del Carmen Hernández Suárez.

El Código Penal

El Código Penal de 1870, en su artículo 589, 1, considera la cencerrada una falta contra el orden público, objeto de multa de cinco a veinticinco pesetas y represión, tanto a los que toman parte activa como a los que la promueven "con ofensa de alguna persona o con perjuicio y menoscabo del sosiego público".

En la Cruz Grande