La Catedral , tras doce años cerrada por las obras de reforma, se llenó ayer de vida al abrir de nuevo sus puertas al culto.

Como destacó a EL DÍA el obispo, Bernardo Álvarez, "nuestra Catedral está de nuevo abierta para el culto divino, venid fieles todos con alegría y gratitud, para contemplar el esplendor de arte y piedad que nos han legado las generaciones pasadas y para celebrar los misterios de nuestra fe, mediante los cuales Cristo resucitado nos alimenta con los dones de su redención".

La ceremonia se inició con la salida en procesión de la iglesia de La Concepción de la Virgen de los Remedios, patrona de la diócesis de Tenerife, para volver a los 12 años de ausencia a su templo, donde fue recibida por el prelado nivariense, el obispo canariense, Francisco Cases, y diferentes autoridades.

Bernardo Álvarez ofició la primera misa en la Catedral lagunera desde que tomó posesión de su cargo por estar la misma en obras y que ahora resalta como "el primer templo de la diócesis de Tenerife. No es un templo como otros muchos de la diócesis, sino el templo por excelencia, la iglesia madre".

De la ceremonia en la Catedral, cabe destacar la entronización del Santísimo, la misa concelebrada por los dos obispos y más de 100 sacerdotes de toda Canarias, las palabras del arquitecto de la obra, José Miguel Márquez Zárate, y la bendición del templo catedralicio.

"Hoy es un momento fundamental e histórico en mi ministerio episcopal al frente de esta diócesis de La Laguna. En situaciones así, las emociones incontrolables se juntan con los sentimientos de gratitud a Dios y a todas las personas que, de diversos modos, poniendo alma corazón y vida, han hecho posible que podamos disfrutar del primer templo de la diócesis", destacó Bernardo Álvarez.