Las obras de la plaza de la Catedral se están convirtiendo en un asunto "capital" para San Cristóbal de La Laguna. Con todo, desde ayer toma carta de naturaleza la hipótesis, alumbrada por el investigador y escritor Julio Torres, en cuanto a que los restos de un muro encontrados durante los trabajos de reurbanización se corresponderían con vestigios de la construcción de unos urinarios subterráneos, proyecto redactado por el arquitecto Tomás Machado Méndez en 1949.

El documento se encuentra codificado y en perfecto estado en el Archivo Municipal. En sus páginas contiene las conclusiones de Guillermo Gortázar, ingeniero de Minas, quien en agosto de 1951, en respuesta a una petición del Consistorio de 30 de diciembre de 1950, se refiere a "determinados extremos referentes al pozo en construcción en la plaza de la Catedral de la citada ciudad, con destino a evacuatorios". Asimismo, explica que "al perforar el pozo aparecieron tres nacientes de agua bien diferenciados" y como este elemento es "más bien troncocónico con la base mayor hacia arriba".

Lo cierto es que el área donde se localizó el muro se corresponde con el lugar en el que, a mitad del pasado siglo, se intentó instalar esta infraestructura, una actuación que, debido a la debilidad del terreno, necesitó el refuerzo de una pared de piedra. Este hecho tuvo lugar en la segunda mitad de la década de los ochenta del pasado siglo, siendo alcalde Pedro González, cuando se hundió aquel antiguo foso abierto para la obra de los urinarios.

Las otras hipótesis que se han barajado respecto a la naturaleza del muro parece que ahora "caen" ante la evidencia documental.

La primera de ellas ponía en relación esta estructura con la primitiva iglesia de Los Remedios. Una segunda apuntó la posibilidad de que se trate de los restos de los corrales del antiguo Cabildo, pero este extremo no está siquiera documentado. Una tercera señaló que podría tratarse de parte del viejo pavimento de la primitiva plaza.