Las farolas de estilo fernandino que alumbraban la plaza de la Catedral no iban a ser una excepción en el estilo moderno que se le ha querido impregnar al casco histórico y no volverán a formar parte de este espacio.

Así lo confirmaron ayer fuentes municipales, después de que varios vecinos alertaran de su retirada, en la que han reparado estos días con la apertura al público, con motivo de las fiestas del Santísimo Cristo, de parte de la plaza en la que se han acabado las obras.

Desde el consistorio lagunero defienden el cambio de las fernandinas por unas farolas más modernas y acorde a los tiempos actuales con el mismo argumento que ya lo hicieron en 2008, cuando comenzó la polémica retirada de las fernandinas de varias calles de la ciudad: la reurbanización del casco histórico.

Ya en ese momento el cambio de unas luminarias por otras generó malestar social y político, que se fue mitigando con el tiempo, y con las explicaciones.

Como ejemplo de ello, la propuesta del PSOE, ahora en el gobierno municipal, en la que proponía que las farolas de estilo fernandino fueran declaras Bien de Interés Cultural (BIC) para evitar así su retirada.

De cualquier forma, la relación de las farolas fernandinas con La Laguna siempre ha sido algo especial. Para su instalación, en los años 80, el ayuntamiento presidido por el socialista Pedro González decretó que los laguneros debían abonar una parte del coste que supondría la instalación de las fernandinas. En total, cada vecino debió aportar una cantidad que rondó las 6.300 pesetas.