Los grafitis se han convertido en una auténtica pesadilla para cualquier ayuntamiento de la Isla y La Laguna, desgraciadamente, no es nada diferente. Prácticamente en cualquier lugar los incívicos dejan su rastro sin importarles dónde y qué repercusiones pueden tener. Cierto es que existen grafiteros que en coordinación con las corporaciones desarrollan sus creaciones artísticas de una forma reglada, pero no son la mayoría, como se puede comprobar si uno pasea por la calle Viana, la antigua calle El Pino.

En esta céntrica calle, no muy lejos de la sede del ayuntamiento, "estos tipos", como claman los vecinos, han dejado todo hecho un asco hasta llegar a la Plaza del Cristo. "Mire usted cómo están estas paredes. Es lamentable y lo gracioso es que no se le puede echar la culpa al ayuntamiento", ironizó uno de los consultados señalando una gran pintada en la intersección de Viana con la calle Obispo Rey Redondo.

Lo cierto es que este es sólo un ejemplo de lo que acontece a lo largo de la calle Viana y en las calles adyacentes. A lo largo del recorrido, como por ejemplo en la trasera de del Colegio Mayor San Agustín. Lo cierto que a lo largo de la calle se encuentran los visitantes los grafitis, sobre todo en las fachadas de particulares. Esto supone un doble problema, ya que de tantas veces que los "gamberros" han rotulado, se dejan un fondo de distinto color al original. "Eso es muy mal ejemplo para una ciudad que es Patrimonio de la Humanidad", apuntó uno de los afectados.

El señor, que dice vivir en el paseo Ramón García Rojas, asegura que sus vecinos están hartos, "nosotros mismos tenemos la puerta del garaje completamente sucia. Es lamentable, pero tengo otros amigos que claman al cielo. No pueden pintar todos los años sus fachadas".

Otra de las consultadas no quiso dejar la oportunidad para criticar a los gamberros y sobre ello señaló que "es una vergüenza ver cómo está toda la calle. No es la primera vez que hemos quitado las pintadas y esta historia parece que no tiene fin. Lo que debería hacer el ayuntamiento es pillarlos y obligarles a repintar todas las fachadas. Verás como aprenden".

El sentir generalizado por los grafitis es de indignación, pero también de resignación "porque es imposible acabar con estos desaprensivos". Alguno pide, incluso, cámaras de vigilancia.

Ana María Rodríguez

Comerciante

"Se trata de una calle con ventas personalizadas y familiares"

Ana María Rodríguez, que regenta un negocio, lo tiene claro: "Es horrible". Ana María considera que es un atraso importante que las calles de la ciudad estén llenas de pintadas, sobre todo calles como ésta. "Me parece fatal y muy desagradable". Señaló que "se trata de una calle con ventas muy personalizadas y muy familiares", lo que perjudica no ya sólo a la ciudad, sino al tejido comercial "tan especializado como el que tenemos que tiene ese carácter familiar", dijo.

Carolina Castro

Comerciante