Es un hombre especial, distinto, y tiene a su cargo un equipo de cinco personas que pertenecen a la Unidad de Servicio de Paisano (USP) de La Laguna. Es Francisco M.G. (1977, La Laguna) y es el oficial responsable del Servicio Operativo de la USP del Cuerpo de la Policía Local lagunera, un hombre implicado con sus tareas, al servicio las 24 horas, que siempre tiene el teléfono conectado, especialmente en los asuntos que tienen que ver con menores, a pesar de la amplia capacidad de intervención que puede tener en otros. "Te llegas a implicar en los casos de menores con los que trabajamos. Todas las personas con las que trabajo son padres y eso es un punto a favor para desarrollar nuestra labor", confiesa este "ángel guardián" especial con los menores, como lo llaman algunos en el ayuntamiento.

Precisamente, la relación con los menores de edad es lo que marca de forma prioritaria su trabajo, así como el control y vigilancia de espacios públicos. "Con el menor hacemos todo tipo de intervenciones cuando es perjudicado, una víctima o incluso cuando puede cometer un supuesto ilícito penal. Las intervenciones oscilan desde un simple seguimiento y control de un absentismo escolar a instancias de centros educativos o las unidades de Menor y Familia que integra Servicios Sociales, que necesitan apoyo complementario, a un consumo de estupefacientes en espacios públicos, o menores que protagonizan episodios de violencia en el ámbito familiar en los que, por ejemplo, los agredidos son los padres".

Este último hecho preocupa muchísimo al responsable de la USP, ya que en los últimos años se ha incrementado el número de agresiones de hijos a padres. Tiene claro que "está vinculado al periodo de crisis que estamos trabajando. Tenemos varios ejemplos. Es habitual ver cómo en una familia en donde antes habían dos buenas entradas económicas, ahora no entra ninguna... Ya no pueden tener la misma vida de antes y ahí se origina la mayoría de los conflictos".

Lo cierto es que Paco, así es como lo conocen los menores y en el cuerpo de la Policía Local de Aguere y el ayuntamiento en general, se ha convertido en sus 21 años de servicio en referencia del trato a menores, una persona con un equipo que consideran fundamental para la lucha por los derechos de los menores en La Laguna, ya sea de apoyo de los propios Servicios Sociales del ayuntamiento o para el sector judicial vinculado con menores.

"Bueno, es así. Con mucho trabajo hemos conseguido formar un muy buen grupo que es respetado por todas las instancias y que trabaja mano a mano con Servicios Sociales y otras administraciones. Eso lo da el trabajo y sería imposible si no formáramos el equipo de seis personas que somos en la USP", que se creó en enero de 2005.

Paco, que con cada frase que dice da a entender el grado de implicación que tiene con su trabajo, considera fundamental la flexibilidad de los protocolos ante la actuación de un menor o su familia: "Tratar a un menor o su familia no es tan fácil. No puedes tener un perfil de agresividad que a las primeras de cambio evite la resolución de un conflicto. Tienes que ser psicólogo, persona y policía, las tres cosas indisolubles. Es un trabajo complicado, pero me gusta".

Padre de dos hijos, González Báez reconoce que "educar es complicado, no hay un libro de instrucciones que te diga es así... Yo quisiera tenerlo, pero no es así (risas). Siempre intentas darle lo mejor a tus hijos con tus principios. A veces el hecho de ser padre te vincula mucho más con el trato a menores. Te llegas a implicar y no solo me ocurre a mí, sino a mis compañeros. Hay momentos muy duros y alguno se ha puesto sensible en un servicio. La gente debe comprender que somos personas, somos padres, pero también policías que estamos desarrollando una labor que tenemos encomendada y que por supuesto lo realizamos lo mejor posible".

"Si por algo se caracteriza este trabajo es que la experiencia no es lo vivido, sino lo reflexionado. Ahí está el caso de cuando uno empieza. Vas a multar y el infractor te echa una bronca y la cosa termina mal. Con el paso del tiempo se es mucho más práctico, se habla, se escucha y se realiza el trabajo con los criterios que se tienen. Eso es psicología. Por eso digo que los protocolos en este trabajo tienen que ser flexibles, porque es parte fundamental de resolución de conflictos, que todos son distintos y tienen diferentes matices", apuntó.

Paco quiso agradecer la buena química que existe con los técnicos de Servicios Sociales del ayuntamiento, así como con la Fiscalía y los jueces, un hecho que se refleja día a día en la labor del equipo compuesto por seis profesionales que trabajan en defensa y protección de los menores. "¿Anécdotas? Pues muchas. Algunas muy positivas como aquellos menores que ya te llaman Paco o Coto (así se llama a uno de sus compañeros de faena) de forma familiar porque ya te ven como un amigo después de ayudarles o las que dejan mal, como situaciones en la vida que nadie querríamos para ninguno de los nuestros", dijo con tristeza para concluir.