Elena Delgado (Arico, 1964) es desde hace poco más de una semana Jefa de la Policía Local de La Laguna. Licenciada en Derecho y en Periodismo, con un grado en Seguridad y Control de Riesgo y con un máster en Seguridad, considera clave la "profesionalización" de los agentes.

¿Cómo piensa afrontar los problemas que han denunciado los sindicatos?

Tiene que haber una buena relación, un diálogo constante. Pero no solo con la Jefatura, que no es quien negocia, sino con quienes tienen la representación en el ayuntamiento. Ayudaré en todo lo que pueda y pondré todo mi conocimiento para eso, en el sentido de que podamos desarrollarnos profesionalmente y no estemos siempre enquistados en luchas sindicales. Por mi parte, no va a haber ningún problema. Voy a poner toda la carne en el asador porque a mí y a todos nos interesa que haya armonía.

¿Está entre sus objetivos iniciales reunirte con los sindicatos?

Quiero tener reuniones con ellos. Hay cosas que hay que hablar para que todo vaya bien. Pero, insisto, más que con el jefe de la Policía, sería con todo lo que forma parte de la organización del ayuntamiento.

Ha demandado en su presentación instalaciones y otras mejoras. ¿Qué hace falta para que la Policía Local se adapte al siglo XXI?

Hay que invertir no solo en dependencias y vehículos sino también en mejoras en el conocimiento, en la forma de hacer las cosas, en las nuevas tecnologías... Se han trabajado cosas, pero creo que nos queda mucho porque la policía tiene que ir modernizándose. Siempre de acuerdo a los criterios que se marquen desde las instancias políticas.

¿Cómo mejoraría la cercanía al ciudadano?

Lo ideal sería tener gente en todos los barrios al igual que tenemos en el casco, a pie, con reuniones con asociaciones de vecinos, atendiendo quejas... Pero no siempre es posible porque la Policía Local no solo atiende los requerimientos de los ciudadanos sino que también cubre todo tipo de eventos (deportivos, religiosos...). Constantemente hay que están reorganizando y adaptando el servicio a las demandas concretas con lo que, a veces, no se puede mantener el servicio en todos los barrios y en todas las zonas. Es decir, como los recursos son los que son hay que ir priorizando.

¿No cree que la Policía Local tiene mala imagen ante la ciudadanía?

No tengo esa percepción. Creo que la gente nos quiere y aprecia nuestra labor. Pero a nadie le gusta que le pongan una multa, que nos reprendan. Habrá quejas, pero por la propia idiosincrasia del trabajo, que no regalamos caramelos.

Mucha gente se queja de que están para poner multas y poco más.

Es obvio que al ciudadano lo que más le fastidia es que le pongas una multa. Pero creo que lo que más molesta no es eso, sino sentirse maltratado. Cuando la gente viene a quejarse no solo lo hace por la multa, sino también porque el policía ha sido autoritario o irrespetuoso. Eso sí hay que cuidarlo. La Guardia Civil es exquisita cuando te sanciona. Llegar a ese punto es interesante.

¿Ser mujer en un colectivo mayoritariamente de hombres hace más difícil su labor?

En líneas generales, no. Pero la sociedad no se cambia de la noche a la mañana. Los colectivos no se cambian de un momento a otro. A veces hay compañeros que no quieren que una mujer sea la que dirija el cotarro. Pero es lo que hay. No soy la primera ni una novedad. Lo que hay que hacer es escuchar a las personas y ser mínimamente justa y equilibrada.

¿Con qué consejo se queda?

Que no tome decisiones precipitadas, salvo que sean situaciones de emergencia. Las cosas relevantes hay que pensarlas y, a veces, el tiempo ayuda. Y que no me deje presionar. Mandar no es ordeno y mando. Hay que razonar y ser coherente con los planteamientos.

Este es un cargo con cierto carácter político. ¿Algún proyecto personal que le gustaría poner en marcha?

Al margen de lo dicho, seguir trabajando en la formación de la Policía, seguir con su profesionalización. Esa es la clave. De que gobierne quien gobierne la Policía tiene una razón de ser. Me gustaría que no siempre estuviéramos apagando fuego, sin tiempo para innovar y mejorar, entre otros aspectos, los protocolos de actuación. No hay tiempo, el día a día te come. Estamos muy a salto de mata, y eso no es bueno. Nos quita empaque.

Policía desde el año 1988, ¿tiene algún recuerdo especial?

La entrada en la Policía Local de Adeje. Entre sin vocación, para un trabajo, y allí la descubrí. Y de un servicio recuerdo una vez que iba para el cuartel de Fañabé y en el camino encontré a un señor que se quemó tras un accidente. Se me quedó grabado el olor a quemado.