Este jueves fueron usuarios de Santa Cruz; ayer de El Rosario. Un grupo de vecinos de la zona de El Chorrillo-San Isidro, en el municipio rosariero, se quejaron del "deficiente" servicio que, a su juicio, presta la compañía Titsa.

La única línea que pasa por este lugar -entre el cruce del Tablero y la subida a Machado-, la 127, solo presta seis servicios al día, de lunes a viernes, que se reducen a cuatro los fines de semana, una cantidad que los residentes consideran "insuficiente".

¿Por qué? La primera guagua que pasa por la zona -sale de Güímar y llega hasta Taco-, lo hace en torno a las 6:15-6:30 de la mañana, muy pronto para los mayores que necesitan acudir a algún centro hospitalario del área metropolitana o para los jóvenes que cursan sus estudios en la universidad. "Muchos que no disponen de otro medio de transporte tienen que esperar horas a que los atiendan", lamenta Carlos García, vecino de la zona.

Y es que el siguiente vehículo en pasar por la parada -la 1127- no lo hace hasta después de las 9:30, tarde ya para quienes son los principales usuarios del servicio. "Los horarios para mayores, personas con discapacidad y jóvenes no cuadran", recalca. "O se buscan un taxi, en el caso de los mayores, o tienen que llevarlos los padres a clase", añade este vecino, quien precisa que la otra opción sería recorrer el casi kilómetro y medio que separa del polígono La Campana, por donde sí pasan guaguas de otras líneas. "Pero es un trayecto sin acera, por tanto una persona mayor o un niño no pueden caminar por ahí", subraya García, quien precisa que el recorte en las frecuencias se produjo tras la puesta en marcha del tranvía. "Ahí comenzó a menguar el servicio".

El portavoz de los vecinos afectados avanza que están recogiendo firmas para denunciar el "abandono" en el que se encuentran por estar "en tierra de nadie".