Hasta ahora había trascendido que se eliminaba la última planta para reducir costes, que había que aumentar la altura de la planta subterránea de logística y que se recuperaba la planta subterránea de aparcamientos. Sin embargo, se desconocía que el proyecto de los arquitectos Carlos de Luxán y Almudena Peralta para el nuevo mercado de La Laguna presenta otras carencias para una instalación del siglo XXI.

Así lo precisa la empresa pública Mercasa, referente en la gestión y diseño de este tipo de equipamientos, en un informe elaborado sobre la reconstrucción de la recova lagunera. Poco se escapa a posibles cambios.

"El hecho de que el mercado esté en dos plantas es contraproducente desde el punto de vista comercial; la segregación de oferta no favorece sinergias y el comprador suele ser reticente a cambiar de planta", advierte la entidad pública. "Esto provocará una discriminación de espacios, perjudicando, muy probablemente, a las plantas más altas, que por experiencias previas podrán acabar vacías", añade.

Pero el análisis de Mercasa va aún más allá. "El tamaño de los puestos es muy reducido", asegura la empresa pública. "Sin entrar a valorar el programa comercial necesario a implantar, el resultado son puestos que apenas permiten la exposición de producto y un volumen mínimo de comercialización que haga viable el pequeño negocio", precisa.

La entidad pública recomienda, en este aspecto, acercarse a puestos de 15 m2 y 5 metros lineales. En el actual proyecto, el lineal de exposición es inferior a tres y ninguno de los puestos mide más de 11 m2.

"El pescado puede permitirse menos volúmenes de comercialización, pero las carnes, al ser piezas más grandes y precisar exposición y almacenaje refrigerados mecánicamente, hacen necesarios puestos de mayor tamaño", subraya la empresa. "Debido a su tamaño, en los puestos del proyecto objeto de análisis, no es viable que dos operadores puedan trabajar el mismo tiempo", advierte.

En la misma línea, Mercasa echa en falta espacios destinados a la atención al cliente, servicios del mercado y otras actividades propias de un mercado actual. "Es recomendable que en el ámbito próximo a los puestos se puedan ofrecer a los clientes actividades y servicios que complementen la oferta comercial tradicional", sugiere la empresa pública.

Sus comentarios también afectan al bazar. En sintonía con lo demandado por los propios comerciantes del mercado, Mercasa considera que mantenerlo en el tercer nivel (primera planta sobre el suelo) es condenar a un "aislamiento comercial". "Salvo que el reclamo o interés comercial sea muy alto, esta planta probablemente fracasará dentro del mercado", asegura la empresa.

En este sentido, la entidad pública también cuestiona las alturas libres de las plantas comerciales. "Son escasas, sobre todo en plantas sótanos, ajustándose al límite de la normativa", indica. "Una altura inferior a 3,5 metros en una sala de mercado hace que el conjunto se convierta en algo opresivo", asevera.

En este sentido, Mercasa también pone en duda el tamaño de las plazas de aparcamiento para el público. "Es muy reducido y en la actualidad, para edificios comerciales, marcamos como mínimo un ancho de 2,40 metros", indica la empresa. El proyecto contempla aparcamientos de 2,20 metros de ancho.

Y también llama la atención Mercasa sobre los aseos adaptados. "No cumplen la actual normativa de accesibilidad", alerta.