El Camino La Mina es una de las vías de conexión de la parte alta del municipio de La Laguna con el El Rosario y una carretera de desahogo del Camino del Medio y San Francisco de Paula (Los Baldíos) que ayuda al tráfico rodado a salvar las colas que de vehículos que se forman, sobre todo, en las horas punta del día. A pesar de ser poco conocida y ser un enclave en el que la actividad agrícola es bastante importante, a lo largo de su recorrido existen distintos núcleos poblacionales cuyos residentes soportan día tras día "la pesadilla de La Mina".

"Da igual por donde vayas. Si vas hacia El Rosario, hacia la cárcel Tenerife II, te puedes encontrar un gran charco que para atravesarlo tienes que ir poco menos que en canoa. Si vas a la carretera general de La Esperanza, La Mina se convierte en un auténtico campo de minas. El nombre le viene que ni pintado, porque hay tramos de la carretera que están hechos un auténtico desastre", explicó un vecino residente en las proximidades del cementerio San Luis y que ha dado el paso, junto a otros vecinos del principio de la calle, de denunciar el estado de esta infraestructura.

Destacan que el Camino de La Mina nunca ha estado peor. "Solo cuando era de tierra se hacían unos barranquillos impracticables. Ahora con el asfalto, sigue siendo impracticable. Seguro que en el centro de la ciudad existen calles con unos huecos tremendos y completamente resquebrajadas", ironizó uno de los convocantes, harto de aguantar los baches de la zona.

Incidió en que el tramo que está en peor estado es el que se encuentra al principio de la calle. En un recorrido de más de 100 metros, justamente coincidiendo con las primeras viviendas, ya la carretera se hace peligrosa para los motociclistas.

Los vehículos en general se tienen que enfrentar a un calvario de baches de una vía que tiene como principal característica el resquebrajamiento de su firme. De igual forma, antes de llegar al cementerio la cosa no mejora, aunque sí es verdad, reconocen, ha sido un acierto haber colocado guardias muertos en esta parte.

Al margen de ello, el rebacheo ya no sirve para callar bocas: "Estamos cansados de que se nos tome el pelo. Parece que nadie viene por aquí o no les interesan los vecinos que aquí vivimos. Si no vienen, es lamentable que no se levanten del sillón y no sean conscientes de la situación que llevamos soportando años. Y si han pasado es peor aún, porque significa inequívocamente que les importan un pito las penalidades que estamos pasando día tras día. Eso es lo peor que puede pasar, que siendo conscientes pasen de nosotros", añadió con vehemencia uno de los vecinos más críticos del grupo.

Otro de los grandes problemas es el de la parte alta. En especial un tremendo charco que se forma, lo que indica la pésima evacuación de aguas pluviales que deben sufrir los usuarios del Camino La Mina cada vez que llueve.