Hay quienes sostienen que, a la hora de emprender cualquier proyecto, lo clásico bien hecho nunca falla. Otra cosa es que sorprenda más o menos. Los autores de la alfombra del Centro Ciudadano de San Diego apostaron ayer en el Corpus Christi de La Laguna por otra vía -la de la innovación- y convirtieron su obra de arte efímero en uno de los centros de atención de la jornada: un Cristo en relieve formado por cortezas entrelazadas (aparentemente de eucalipto), acompañado por unas garrafas de agua imitando faroles cuyo "fuego" era de servilletas naranjas, y con el complemento alrededor de unos "clavos" que también daban el "pego", pero con el cuerpo de cartón y la cabeza construida con el fruto que resulta del mismo árbol.

La composición contrastaba con las formas más habituales que adquiere esta tradición en el casco lagunero, que volvió a celebrarse este domingo gracias al esfuerzo de centenares de voluntarios, sobre todo adscritos a colectivos sociales, centros educativos, empresas... y que crearon alrededor de 70 tapices. La mayoría, habituales dentro de la estética de los últimos años (de marmolina y, en ocasiones, con algo de brezo, no así de flores); los de grupos infantiles, muy coloristas, y hasta alguno fue confeccionado con papel, como el del instituto Cabrera Pinto, cuyos autores firmaron su trabajo encima de unas hojas de periódico. Mientras tanto, para los menos duchos, la asociación Casco Histórico proponía una posibilidad muy propia de tiempos en que la participación social es asunto de debate: rellenar un pequeño fragmento de su alfombra.

Ya por la tarde, tras la noche anterior y la mañana de ayer de trabajo, tuvo lugar la eucaristía y la procesión de Jesús sacramentado, en honor de quien se realizan unas composiciones que, al paso de la comitiva, acaban desdibujadas bajo las pisadas. Los alfombristas, después de tantos años de labor, ya están acostumbrados.