El parque José Segura Clavel, uno de los espacios de ocio de referencia del municipio de La Laguna, está cojo. Cojo porque después de que en febrero de 2007 se inaugurara, el tiempo ha hecho mella en el recinto, pero principalmente en los parquitos infantiles que se encuentran en su interior y, como no podía ser de otra forma, las estructuras que tendrían que servir para el desarrollo de talleres tecnológicos y educativos, "tal y como se vendió".

Así lo denuncian los usuarios de los 20.000 metros cuadrados que tiene el parque del llamado Ofra-Ingenieros, que ven cómo el escaso mantenimiento de sus estructuras lo están convirtiendo en uno más, cuando se vendió como una de las grandes apuestas de ocio y esparcimiento del municipio.

En el recuerdo quedan las visitas por sus rincones de la exalcaldesa Ana Oramas y las buenas voluntades y valoraciones que se hacían. Ahora las cosas cambian y solo hay que ir una tarde a las zonas infantiles para descubrir la realidad. Jugar allí supone un riesgo, tal y como señalan unos sufridos padres, que ante la escasez de espacios de este tipo tienen que ir allí "para calmar a las fieras".

En este espacio el visitante puede descubrir el bajo mantenimiento de las tres zonas infantiles, cuyos pavimentos están hundidos, levantados o sueltos en el mejor de los casos. A eso hay que añadir que las plaquetas están desencajadas o dejando a la vista unos huecos muy peligrosos para los padres y los niños, principalmente.

Por si fuera poco, casi todos los perímetros de cemento en donde están encastrados los pisos se encuentran rotos, pequeños huecos de diversa superficie que se hallan descascarillados del uso y del poco mantenimiento, dejando todo la superficie llena de piedritas.

Todo ello se combina con el propio estado de los módulos de juego. Los que escapan son los del parquito infantil de 0 a 3 años con su trenecito, pero obviando, claro está, el pavimento.

Otro de los aspectos que llaman la atención son los propios módulos. Sobre ello, el espacio para niños de entre 3 y 6 años también tiene sus "peros". Está la estructura de los columpios, pero sin asientos. El del balancín, dependiendo donde caigas, "te haces más daño o no. Tranquilamente te puedes torcer un tobillo y lo mismo sucede con la zona del tobogán. A esta estructura le hace falta un pintado, todo sea dicho de paso", señaló una de las consultadas que tenía allí a sus hijos.

Por último, el parque para niños de entre 8 y 12 años hace tiempo que la tirolina no existe y la rueda de hamster se encuentra deteriorada. "También le falta una manita de pintura... A ver si se estiran".

"El estado en el que se encuentran los parquitos es lamentable y tiene que ver mucho con la falta de mantenimiento. También tiene mucho que ver con el gamberrismo, pero si no está vigilado el parque pasa lo que pasa", dijo uno de los padres, señalando la parte de las infraestructuras que deberían acoger los talleres tecnológicos o la cafetería que nunca llegó a hacerse realidad.