"Nos sentimos más barrio que nunca". La frase es de María Dolores Rodríguez Flores, presidenta de la asociación de vecinos San Jéronimo de Taco, y sintetiza la descripción que hace sobre una populosa zona que, a su juicio, cada vez está "más separada" del casco histórico. "Pero no geográficamente, sino en cuanto a los servicios", apostilla.

Las reivindicaciones que realizan desde el colectivo, y que prevén trasladar al alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz, en una reunión que mantendrán en los próximos días, empiezan en la limpieza de las calles. "Deja que desear", afirma sobre este aspecto la dirigente vecinal, que detalla que el servicio sí se da en las vías de mayor afluencia, si bien por otras "jamás" pasan los barrenderos. En la misma línea, llama la atención sobre solares que se han convertido en "escombreras", de lo que se puede localizar un ejemplo, entre otros casos, en la confluencia de Virgen de los Dolores con la avenida San Miguel de Chimisay o en el desmonte de la calle San Jerónimo.

Los cableados son otro de los asuntos que Rodríguez ha criticado en alguna ocasión y en lo que se sigue deteniendo: "No se puede permitir que se sigan poniendo de cualquier manera; supone un impacto visual", indica Rodríguez, que, paralelamente, incorpora entre las quejas el estado del asfalto, la necesidad de aparcamientos y las hierbas que no se retiran en ciertos lugares, como puede ser el caso de Virgen de la Merced.

"Para nosotros es importante la zona patrimonio de La Laguna, de la que todos nos sentimos orgullosos, pero también queremos estarlo de las calles que caminamos a diario", reflexiona la otrora diputada regional, a quien le preocupa que, además de esas circunstancias, Taco haya perdido algunos servicios con los que hasta ahora sí contaba. Se refiere a la marcha de Correos y al cierre de Unelco, y agrega que los vecinos deben trasladarse hasta el centro histórico de La Laguna para poder realizar determinados trámites administrativos.

Otra vez la seguridad

La seguridad se ha convertido en los últimos meses en uno de los principales caballos de batalla de San Jerónimo. "Estamos desencantadísimos", lamenta al respecto María Dolores Rodríguez, que pone de relieve que no se han conseguido avances en la zona pese a las conversaciones mantenidas, entre otros, con el alcalde, José Alberto Díaz, a quien, eso sí, considera, junto al concejal de Seguridad, Jonathan Domínguez, la "única voz fiable" para llegar a acuerdos. Al tiempo que duda de la efectividad de desarrollar "grandes actuaciones" policiales, la dirigente vecinal insiste en la necesidad de la policía de proximidad y sugiere al ayuntamiento que ceda espacio a la Policía Nacional en las dependencias de la URSI.