La planta de energía mareomotriz de más de 200 metros para Bajamar, a cuyo estudio le dio el visto bueno el pasado jueves el Pleno del Ayuntamiento de La Laguna, ha sido recibida entre la sorpresa y las dudas en el núcleo costero. El miércoles, cuando se conoció esta idea de producción de energía y un día antes de ser aprobado el análisis para determinar su viabilidad, las opiniones de los vecinos iban en sentido contrario a la construcción de una infraestructura de este tipo.

Nayra Herrera es de las que no ven nada claro el proyecto. Dependienta del quiosco Martín, recalca que no es experta, pero que no cree que el espigón vaya a durar mucho debido a la fuerza del mar. Su postura no dista demasiado de la de Carlos Cañadillas, de la plataforma que en los últimos meses ha venido pidiendo mejoras para el pueblo. En su caso, entre otras cosas, discrepa por el coste previsto (15 millones de euros), que le parece "excesivo", así como por el impacto visual y hasta por una posible influencia de la estructura en las olas que se producen en el tramo entre Bajamar y La Punta y que se convierten en foco de atracción para los surfistas.

En mitad de esos argumentos, el discurso de Cañadillas gira hacia que se necesitan otras acciones en la costa lagunera. "Es gastar dinero por gusto; lo que hace falta es volver a fomentar el turismo", dice en la misma dirección José Manuel Alonso, responsable del bar La Posada, que también se detiene en que en Bajamar son necesarias otro tipo de arreglos y servicios.

Andrés Padilla recibe la idea con moderación y algún recelo. "Hace falta una revisión técnica independiente, quizá de algún colegio profesional de ingeniería, que estudie si el proyecto es viable y cuáles son las cifras reales", plantea fundamentalmente este farmacéutico sobre una moción de la que cabe añadir que el jueves fue aprobada por unanimidad y con la añadidura sobre el texto primigenio -del Partido Popular (PP)- de que los vecinos fuesen informados de la iniciativa.

Las voces anteriores se unen a otras críticas -más intensas- en las redes sociales y relacionadas, en esencia, con los mismos aspectos (las olas, el impacto visual o que las necesidades son otras) de una propuesta para la que este periódico también localizó dos vecinos a favor. Se trata de Juan Francisco y Manuel, residentes de cierta edad que ven con buenos ojos la central. "Cuanto más largo y más reforzado, mejor; 200 metros es poco", mantiene el primero de ellos sobre un espigón que el segundo ve "de mil maravillas".

Nayra Herrera

dependienta

Carlos Cañadillas

plataforma

José Manuel Alonso

camarero