La casa de Franco o de Fuset, en pleno Macizo de Anaga, podría tener una nueva vida. Hoy en ruinas, la asociación de vecinos Cuevas de Lino, de El Batán, está tanteando la posibilidad de que esta se reforme y pase a contar con un uso alojativo, de manera que senderistas puedan pernoctar allí y que, al mismo tiempo, se impulse el turismo que apuesta por la zona.

Según explicó el vicepresidente de este colectivo, Pedro Félix González, para esa actuación se requiere del establecimiento de algún tipo de convenio con los propietarios y, lógicamente, conseguir fondos. Es por eso último, y a la vista de sus ideas, que han pensado en la iniciativa europea de vecindad denominada Macaronesia XXI como una de las posibles opciones para desarrollarlo.

Junto a esos fines alojativos, detalló González que, paralelamente, se alcanzaría con la actuación otro objetivo importante: evitar que se siga deteriorando el edificio, sobre el que este periódico publicó un reportaje el pasado lunes. Concretamente, se trata de una vivienda que sorprende al senderista al aparecer en mitad de la vegetación, como salida de la nada, y de la que algunas voces apuntan que pudo pasar por allí el dictador Francisco Franco, debido a la amistad que mantenía con el militar Lorenzo Martínez Fuset, quien perteneció a la familia propietaria de la finca.

Pedro Félix González señaló que tiene recuerdos nítidos de su infancia sobre este recinto: la casa de los medianeros, las cuadras, una edificación circular que tenía un techo de paja con forma de "gorro cónico", y un garaje en el que, en un hueco en la tosca, había una imagen religiosa.

Volviendo al presente, y a juicio del representante vecinal, en la actualidad esta construcción es, "sin duda", un "lugar excepcional" y un conjunto arquitectónico y patrimonial "de mucho interés" como historia del pueblo, una muestra de la influencia portuguesa en el enclave y una posible fuente de recursos y trabajo.