Las obras para el traslado del transformador eléctrico situado junto a una de las puertas de acceso a la Catedral de La Laguna, previstas desde hace meses, han dado comienzo en los últimos días. Está ahí la razón por la que se ha procedido al derribo de una de las paredes del templo, en la calle Deán Palahí, que ha sorprendido a algunos transeúntes.

Según explicó ayer a este periódico el deán de la Catedral, Domingo Navarro, esa actuación se debe a que tendrá que ser utilizada una grúa en la instalación del nuevo dispositivo, que, tal y como se había anunciado el pasado mes de diciembre, será subterráneo y estará ubicado en el interior de una especie de garaje existente en las dependencias catedralicias.

Sea como fuere, Navarro aclaró que, una vez realizados los trabajos, el muro será repuesto, y precisó que el elemento sobre el que se trabaja no da servicio a la iglesia, sino que tiene un uso más amplio, dado que es un sistema del operador eléctrico.

La finalización del proyecto permitirá que la Catedral lagunera tenga a su disposición una nueva estancia -donde se ha venido ubicando ese transformador que ahora será retirado-, para la que, indicó el también vicario general de la Diócesis, se están barajando distintas posibilidades de uso sin que todavía se haya adoptado una decisión.

Como se recordará, estas labores llegan después de un convenio que, apuntaron meses atrás desde la eléctrica, permitirá la mejora del suministro, ya que el nuevo equipo está dotado de tecnología más moderna.

Se da la circunstancia de que estas acciones en el exterior del edificio religioso coinciden con otras actuaciones que se están desarrollando en su interior. En ese otro caso se trata de reparaciones enmarcadas en el Programa Insular de Bienes Muebles y que permitirán el remozado del retablo de la Virgen de Candelaria y del de la Inmaculada Concepción, así como la restauración de la talla que preside ese altar, que se vio seriamente dañada durante las obras en el templo.