El desfile de la Pandorga y los Caballitos de Fuego recorrerá esta tarde, a partir de las 20:00 horas, el casco lagunero. Víspera del Cristo, hoy es su día. Ayer, casi a modo de aperitivo, el músico Benito Cabrera disertó en la Casa Ossuna, sede del Instituto de Estudios Canarios (Iecan) sobre una tradición que fue recuperada en 1996 y que cuenta con más de un siglo de antigüedad en el municipio.

Cabrera explica que se trata de una celebración que presenta paralelismos con otros "desfiles singulares" y que mantienen vínculos con costumbres del Corpus. "Parece que las primeras referencias se localizan en el Levante español, con los Balls de Cavallets que encontramos en Barcelona, Valencia y Mallorca", señala sobre unos ritos de los que, además, se dan casos en el norte peninsular, en Sudamérica y hasta en otros enclaves canarios.

En cierta medida se puede decir que son los caballitos del Scout Aguere 70 y de Elizabeth Murray. Y es que, indica el conocido timplista, ambos guardan relación con ellos: "Gracias al empeño de los scouts laguneros, que insistieron en su realización, volvió a retomarse el desfile, que, poco a poco, ha ido consolidándose como una tradición, 20 años después de su recuperación y más de un siglo y medio desde su primera referencia escrita, por parte de la viajera y pintora Elizabeth Murray, en su libro Recuerdos de Tenerife".

Según rememora el también director musical de Los Sabandeños, a inicios de los 90 trabajaba en la Delegación local de Cultura y elaboró un artículo publicado en este periódico sobre actos de la víspera del Cristo, lo que le valió para dar con referencias de la Pandorga y los Caballitos de Fuego en el proceso de documentación. De ahí surgió una propuesta al por entonces concejal del ramo, Juan Manuel Castañeda, para rescatarlos. Lo lograron, pero sin continuidad. "Algunos ediles posteriores (Raquel Lucía Pérez y Julia Dorta) decidieron que la tradición no tenía ningún interés (la razón: porque su recuperación fue una iniciativa de otro edil) y, durante sus mandatos, el desfile dejó de realizarse", lamenta Benito Cabrera, que tiene un remedio para garantizar su pervivencia: declararlo Bien de Interés Cultural (BIC).