El 14 de septiembre, el día del Cristo de La Laguna, es una jornada de fe y solemnidad en la vieja Aguere. Este miércoles y siempre. Recorre las calles la talla cristológica que despierta una mayor fe en Canarias y hay devotos a los que los embarga la emoción. Pero también es momento para los reencuentros de amigos, de quienes compartieron aula en la infancia o de antiguos vecinos, en muchos casos en los ventorrillos. Otra opción es coincidir en torno a alguna de las procesiones, como ocurrió ayer con el exlíder de los socialistas laguneros, Javier Abreu, y el presidente regional, Fernando Clavijo, antes del comienzo del desfile matutino.

A los pies del Crucificado Moreno, en mitad de un choque en las relaciones del primero con los nacionalistas que no parece mejorar por más que pasen los meses, el concejal sin área y uno de los hombres fuertes de Coalición departieron hasta que llegó el momento de salir a la calle. "Es secreto...", se desmarcaría entre bromas Abreu sobre el contenido de aquella conversación ya culminado el acto, que, como tantas veces sucede en la Ciudad de los Adelantados, la meteorología estuvo a punto de aguar, por más que al final los paraguas con los que los asistentes iban a protegerse de la lluvia acabaron siendo utilizados frente al sol.

La realidad es que esas gotas que iban y venían "complicaron" la mañana a más de un directivo de la Esclavitud del Cristo. "Lo bueno es que no está negro", decía con esperanza uno de ellos a primera hora y mientras algunos transeúntes, en un aumento de la intensidad de las precipitaciones, se refugiaban en el túnel que une la Carrera y Herradores. En paralelo, los alrededores iban preparándose para la ocasión: la Policía Nacional tomaba posiciones, en uno de los quioscos reponían agua como si previesen el calor final, los soldados bajaban de un camión el atril para la representante real y operarios colocaban telas de color vino sobre unas vallas para acotar la zona del público en el exterior de la Catedral, de donde emanaban cánticos religiosos.

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Y volvió con más intensidad que en ningún otro momento la lluvia cuando estaba a punto de salir la procesión del Pendón más "ciudadano", portado por el concejal del Ayuntamiento de La Laguna Fernando Gortázar (C''s) y del que sujetaba una de sus borlas su compañera de partido Evelyn Alonso, edil capitalina. Todo ello con la singularidad de que al primero no le correspondía por edad, sino que lo había solicitado voluntariamente, según confirmó después. Sin embargo, las imágenes más llamativas que dejó la formación naranja estuvieron más bien en la continua presencia de su líder, Teresa Berástegui, con los socialistas escindidos del grupo de gobierno, Javier Abreu y Yeray Rodríguez, y con la consejera insular Amaya Conde, que sintoniza con ese sector crítico del Partido Socialista (PSOE).

El siguiente paso: el recibimiento a la representante real. Esa responsabilidad recayó en esta edición en la presidenta del Parlamento canario, Carolina Darias, la primera mujer que está al frente de la Cámara, lo que no deja de tener un componente singular -aunque Ana Oramas, en su época de alcaldesa, también desempeñó esa función- en el desfile de una hermandad, la Esclavitud, que no admite féminas. "¡Hola, Carolina!", la saludó un vecino desde el público a su llegada. "Encantada de saludarte", le respondió la socialista, vestida durante el acto con una mantilla.

La misa, con predicación del obispo de San Sebastián, Juan Ignacio Munilla, sobre el sufrimiento, marcó la previa de la salida del Cristo de La Laguna a una plaza repleta de público.

Las campanas, la banda de música, los móviles apuntando hacia la imagen protagonista y los militares desfilando y aplaudidos se unieron en la puerta del templo catedralicio, en el inicio de la denominada procesión del Retorno, con muchos espectadores en sus primeros tramos y algunos menos más adelante, sobre todo cuando se trataba del lado donde daba el sol.

Si bien durante mucho tiempo se pensó que la imagen del Cristo era de procedencia sevillana y autor desconocido, las investigaciones publicadas en 1999 por Francisco Galante, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna, determinaron que es una talla flamenca ejecutada por Louis Van Der a principios del siglo XVI. Debido a las intensas relaciones comerciales e importaciones de obras de arte de la época entre los Países Bajos y el resto de Europa, el Cristo llegó a Venecia, desde allí a Barcelona y luego, a la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda, en cuya ermita de la Vera Cruz fue venerado algunos años. Finalmente, se cree que en 1520, esta talla del Señor en la Cruz llegaría a La Laguna, probablemente fruto de las buenas relaciones que mantenían el Adelantado Fernández de Lugo y el Duque de Medina Sidonia.

Por la noche, nuevamente recorrido por el casco histórico del Crucificado, en un cierre de la jornada que, como cada año, culminó con la traca y los fuegos artificiales, lanzados desde la montaña de San Roque y que iluminaron el cielo de la ciudad. Otra cosa es que las fiestas mayores del municipio hayan acabado. Todavía queda más. Sin ir más lejos, en una semana se celebrará la Octava.