"Si no lo resuelven en un plazo razonable nos veremos abocados a ir a los tribunales; ya hemos pasado 17 años en esta tomadura de pelo y creo que les hemos dado tiempo suficiente para que recapacitaran". Con esa rotundidad se expresó ayer María Teresita Laborda, la mujer que lleva años buscando la entrada de la mujer en la Esclavitud del Cristo de La Laguna, y que ha decidido insistir en su reivindicación coincidiendo con el proceso electoral que se encuentra en marcha en este colectivo.

Este jueves, Laborda se puso en contacto con EL DÍA para expresarse sobre esta lucha, que en los últimos días ha regresado a la actualidad y que ella afirma que inició en 1999. Desde entonces hasta ahora ha tocado en distintas puertas, pero sin éxito -al menos práctico- para sus objetivos. Prueba de ese recorrido son los escritos que muestra dirigidos al obispo de la Diócesis de Tenerife, Bernardo Álvarez, o a la referida hermandad lagunera.

"En Derecho Civil no tienen nada que hacer; si nosotras vamos a los tribunales ordinarios -porque nos ampara la Constitución-, la Esclavitud, como se ponga en ese plan, no va a volver a salir a procesionar", alertó acerca de la postura mantenida por la entidad religiosa y la determinación que ella adoptaría si avanza el nuevo mandato y no ve movimientos encaminados a la incorporación femenina. Según apuntó, se trata de una posibilidad que venía barajando desde hace tiempo y sobre la que, dijo, está ahora definitivamente decidida.

Después de años de perseverancia, los argumentos se los sabe de carrerilla. De una forma especial se detiene en el pronunciamiento del arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, en un decreto de hace unos cinco años en el que fija "determinar la plena igualdad de derechos entre los miembros de las hermandades y cofradías de la Archidiócesis, sin que sea posible discriminación alguna en razón del sexo, incluida la participación en la estación de penitencia como acto de culto externo". Ella apostilla: "El Obispado de Tenerife depende directamente de la Archidiócesis de Sevilla y, desde la fecha del 2 de febrero de 2011, tendrían que haber tomado las medidas pertinentes para resolver esta cuestión".

Desde hace años viene asegurando que detrás de ella hay más mujeres que se ven obligadas a desfilar junto al Cristo desde las aceras mientras que sus maridos salen como esclavos, si bien no se encuentran constituidas como asociación. Lo que busca, pues, es la igualdad entre unos y otras, que salgan todos en las mismas condiciones. Un documento refleja que llegó a pedir para ello, incluso, la intermediación de Bernardo Álvarez: "De acuerdo con lo previsto en el canon 1733.1 del Código de Derecho Canónico, que establece que es muy de desear que, cuando alguien se considera perjudicado, se evite el conflicto y se procure, de común acuerdo, una solución equitativa, acudiendo incluso a la mediación y al empeño de personas prudentes, solicito la intervención de V.E., de manera que la controversia se eluda o se dirima por un medio idóneo, en el plazo más breve posible, teniendo en cuenta el tiempo transcurrido".

De eso último hace cinco años, el mismo período que ha pasado desde que remitió a la Esclavitud una solicitud de admisión de las mujeres en la que exponía que todo se resolvería modificando un solo artículo y suprimiendo la exigencia de que quienes entren tengan que ser "caballeros". Nada ha sabido de respuestas. Llegados a este punto, lo que mira es a las elecciones del próximo 27 de noviembre (Francisco José Doblas, hasta ahora teniente esclavo, contra Juan Martínez Torvisco) y a que tras esa cita con las urnas, que se presume que será movida, se produzca la apertura a la mujer.