Dos motos de la Policía Local de La Laguna, a las que después se unieron otros vehículos del cuerpo, se pusieron delante del cortejo fúnebre tras el acto religioso en la Catedral y comenzó el recorrido por La Carrera, Juan de Vera, Bencomo... Tras su muerte el día 24, a los 87 años, Eulogio Antonio Hernández, más conocido como el sargento Antonio (o Antonio el Sargento), realizó este lunes su última "patrulla".

Exjefe de la Policía lagunera y exconcejal del Partido Popular (PP) en el municipio durante dos mandatos, Hernández fue despedido ayer por agentes, autoridades y, sobre todo, vecinos y amigos que llenaron el templo catedralicio durante una ceremonia presidida por el obispo de la Diócesis, Bernardo Álvarez, y en la que resonó el canto final entonado por el solista de Los Sabandeños Javier Hernández.

El sargento Antonio nació en 1929 en una familia humilde y fue el sexto de ocho hermanos. A la temprana edad de ocho años empezó a trabajar vendiendo periódicos. Después vino el Ateneo, de donde fue botones; una panadería en la calle Bencomo; una finca en La Cuesta; una fábrica de vidrio de San Juan; tras el servicio militar, la venta ambulante por toda la Isla; una taberna que regentó en San Juan; el Mercado... Y posteriormente, en los años 50 del siglo pasado, la Policía.

Jonathan Domínguez, edil de Seguridad Ciudadana -un cargo que Antonio Hernández desempeñó ya en los 90-, se refirió a él como una "institución" y un "lagunero de pro". "Fue uno de los jefes más queridos y carismáticos del cuerpo", mantuvo. Tampoco el alcalde, José Alberto Díaz, escatimó en elogios, y puso de relieve su figura, su calidad humana, su cercanía a los vecinos, su disposición a ayudar y el trato a sus compañeros. "La Policía actual es fruto del trabajo del sargento Antonio", expresó. Juan Martínez Torvisco, que durante cuatro años compartió con él en la bancada popular, recordó que lo llegaron a llamar "el conseguidor" por su capacidad para lograr diversos objetivos.

Y junto a lo anterior, la música (fundó con su hermano Ángel la rondalla El Carmen), las instituciones laguneras (formó parte del Orfeón y de cinco hermandades) o las tradiciones (desempeñó funciones en la organización de las alfombras del Corpus). Pero sobre todo fue, y ayer se demostró, un hombre querido.