En cada pueblo y barrio de La Laguna siempre existe un referente al que todos respetan e, incluso, admiran. Y ese respeto tiene el antecedente de ser por lo general una pieza clave en la colectividad en donde claramente se entiende que los vecinos son lo más importante.

En este caso, el barrio Salud Alto-El Rocío tiene su piedra angular en la figura de Ramón Rodríguez, un histórico dirigente de distintos colectivos del enclave que ha llevado a este núcleo limítrofe con el municipio de La Laguna a ser uno de los más activos de Aguere, tanto en cuanto al componente social o en el método reivindicativo. Todo ello lo puede conseguir por tener detrás una masa social consolidada que lo sigue en busca del beneficio del colectivo general, no el individual.

"Bueno, lo único que pretendemos es trabajar por los vecinos desde la Comisión de Fiestas, pero al mismo nivel que la Asociación de Mujeres y la Hermandad de Salud Alto-El Rocío... Nada más", explica con cierta humildad este antiguo comercial que ha decidido dejar poco a poco sus actividades después de 25 años de trabajo desinteresado.

Pero detrás de todo esto se encuentra su preocupación por las personas con más necesidades y los problemas de índole social. Son los ejes del trabajo que desarrolla cada uno de los miembros del colectivo que junto a él buscan que el barrio tenga las herramientas suficientes para, de esa forma, convertirse en un espacio de convivencia sin igual.

"Todo esto se consigue siendo solidario. Aquí los vecinos nos ayudamos unos a otros, aquí se crían y aquí aprenden a vivir. Entonces tenemos que darles las herramientas para que lo consigan en base a unos valores. Ya sea a través de una murga, de una ayuda solidaria directa o a través de las actividades que realizamos en el centro ciudadano Salud Alto-El Rocío. Aquí no excluimos a nadie y nadie está si no quiere", señaló.

Ramón Rodríguez reconoce que su tiempo se acaba y está dejando responsabilidades "poco a poco para que entren poco a poco los jóvenes. La fuerza es el trabajo colectivo y tienen que trabajar por el barrio de la misma forma que lo hemos hecho durante años un grupo de personas que tenemos como objetivo ser solidarios (los nombra a casi todos), pasarlo bien, echarnos dos risas y reivindicar lo que haga falta para que no seamos un barrio de segunda. De verdad, no tenemos otro fin", añadió.

Son memorables las fiestas de Carnaval del barrio con su quema de La Sardina; su encuentro de Murgas Solidarias; las fiestas a su patrona y sus paelladas; pero también sus recogidas de alimentos; la distribución en silencio y discreción de los alimentos básicos entre las familias de Salud Alto-El Rocío con menos recursos; su pelea por que los jóvenes y no tan jóvenes puedan tener la oportunidad de estar presentes en un taller o un curso formativo; o reivindicar una mejora sustancial de las infraestructuras de Salud Alto-El Rocío, desde un parquito infantil hasta un polideportivo, pasando por la consecución de una nueva línea de guagua.

Todo este trabajo se concentra en un perfil humano como el de Ramón Rodríguez, que acompañado de su hijo Moisés y sus inseparables Manolo Megolla, Ana Delia Luis, Miguel Pérez y otros tantos imposibles de recoger, se mantiene "al pie del cañón hasta que el cuerpo aguante, aunque ya a menor ritmo", dijo con una sonrisa de oreja a oreja para concluir.