Y sucedió otra vez más, y van... Nuevamente los gamberros han hecho de las suyas en el edificio de la Mesa Mota, un inmueble cuyo interior ya se encuentra destrozado por la acción de los incívicos y que durante el pasado fin de semana volvió a vivir otro episodio más. Uno de los accesos laterales del perímetro norte, que estaba tapiado, fue destrozado con un tronco grueso tras apalancar la chapa metálica que protegía los bloques que operarios del ayuntamiento lagunero colocaron hace ya unos meses.

La alerta la dio ayer un grupo de vecinos que disfrutaban el domingo de un día en familia en el parque recreativo y que dando una vuelta por los alrededores comprobaron que uno de los accesos del final de la rampa tenía sus bloques en el interior.

Los denunciantes, ambos residentes en Tegueste, reclamaron una nueva actuación de la corporación para volver a asegurar el inmueble, a sabiendas del peligro que supone que sus hijos y menores en general puedan tener la idea de adentrarse en este edificio semiabandonado.

Lo cierto es que en su interior algún que otro ventanal que estaba roto, ya lo está aún más tras las recurridas predradas. Pero principalmente, la nota distinta de esta nueva entrada al inmueble es que varias de sus zonas están llenas de grandes grafitis. Sucede en varias de las estancias del interior que presentan murales que, al margen de ser de buen gusto o no, se quedarán ahí durante muchísimo tiempo, al igual que el olor a pintura que desprenden.

En una de las salas alguien se tomó un respiro y se abrió un paquete de papas (la bolsa era gigante) y comió varios productos alimenticios. En otro de los rincones de un cuarto anexo a otra persona se le ocurrió hacer una hoguera. Testigos de lo expuesto son los restos calcinados de madera y papeles y de bloques y losetas ennegrecidas por las propia acción del fuego.

En definitiva, los gamberros han hecho acto de presencia en el edificio de la Mesa Mota y han hecho de las suyas, una cuestión que se reproduce en el tiempo y que no parece tener fin hasta que se le dé uso al inmueble que corona la atalaya, algo muy difícil según la inversión que necesita.