Empezó hace cinco años, en una época en la que las incineraciones estaban experimentando un aumento, y hoy sigue siendo un completo desconocido para muchos vecinos. Pese a eso, el que fue el primer jardín de cenizas del Archipiélago se ha ido consolidando y cada vez es más frecuente su uso. Está en el cementerio de San Luis y, según el balance que han hecho desde el ayuntamiento, ya ha acogido unos 200 entierros.

Según explica el administrador de los camposantos laguneros, Bernardo Iglesias, incluso les han pedido información desde la Península sobre este recinto, de algo más de 2.000 metros cuadrados y cuya función es el depósito de las cenizas. El proceso comienza con un certificado que la funeraria les entrega a los familiares del fallecido; le sigue el registro en un libro, en el que los allegados pueden escribir unas palabras de recuerdo, y se elige posteriormente el lugar en el que se dejarán las cenizas. Allí un operario realiza un agujero, se esparcen en su interior y, por último, se les vierte agua.

Concretamente, el espacio está ubicado en el lateral izquierdo de San Luis, justo al lado de la salida de la instalación, y mientras que su entrada está delimitada por un monumento de piedra y bronce, por dentro hay un sendero, arboles y un suelo de gravilla. Fue pionero porque, cuando se produjo su puesta en marcha, los también denominados "jardines del recuerdo" estaban implantados en la Península -en Zaragoza y Granada-, pero todavía no había tenido lugar su generalización

Con respecto al perfil de las familias que recurren a esta instalación, sus responsables no aprecian grandes rasgos distintivos, sino que, en general, los casos con los que se han encontrado son diversos. Eso sí, el grado de enterramientos sigue siendo con amplia diferencia el sistema que lleva a más fallecidos hasta Los Baldíos. Según cifra Bernardo Iglesias, aunque hay días en los que coincide que no se celebra ningún entierro -como ocurría el pasado jueves, que al menos a primera hora de la mañana no había ninguno previsto-, el número más elevado llega a ser de unos cinco.

Junto al jardín de cenizas, una de las actuaciones más llamativas que se han llevado a cabo en los últimos años en San Luis es la construcción de nueve nichos de tamaño especial para fallecidos que por su volumen no caben en los de dimensiones normales.

Se trata de unas estructuras XXL cuya construcción se ha generalizado en los grandes cementerios, tanto peninsulares como del Archipiélago, con el objetivo de evitar las dificultades con las que los responsables de los camposantos se encontraban con anterioridad para el descanso de muertos con esas características. Una de las medidas que adoptaban en algunos casos era su sepultura (bajo tierra), pero esta posibilidad ya no se permite.

Tan poco conocidos -o tal vez menos- que el jardín de cenizas, estos nichos fueron incorporados en un plan de mejoras que se llevó a cabo tanto en San Luis como en Valle de Guerra y la Punta del Hidalgo, dotado con unos 200.000 euros.

Con la mirada puesta en cinco cementerios

Aunque el más amplio y conocido de los cementerios de La Laguna es el de San Luis -en Los Baldíos-, el término municipal cuenta con otros cuatro más. Está por un lado el de San Juan, que tiene la categoría de bien de interés cultural (BIC) y donde ya no se realizan entierros, y los tres de la Comarca Nordeste: el de Valle de Guerra, el de Tejina y el de la Punta del Hidalgo. Bernardo Iglesias es el administrador de estos, lo que le obliga a estar con un ojo en cada uno. No obstante, recalca que para que el trabajo salga adelante son fundamentales los profesionales que lo acompañan en la labor diaria, que califica de "excelentes". Veterano del ayuntamiento, Iglesias acumula 41 años de servicio en diferentes áreas del consistorio. Fue incluso gerente de Deportes. "Me gusta trabajar y ver las cosas bien hechas", mantiene. Su comienzo en Cementerios se produjo hace alrededor de cinco años y, admite, le costó un poco al principio. "A veces la gente viene a pedirte algo llorando..., pero al final te vas acostumbrando", señala sobre su experiencia en un trabajo que no siempre es fácil por ese tipo de circunstancias, que precisamente menciona como una de las razones para poner en valor la función que realizan los operarios de su equipo.