Aunque hoy solo utilizado para riego, el manantial de Madre del Agua, en la calle del mismo nombre, cerca del camino de Las Peras, se utilizó desde 1496. O lo que es lo mismo, desde los albores de La Laguna. Es este un buen ejemplo de la relación que Aguere ha mantenido con el líquido elemento y, sobre todo, de cómo sus huellas siguen perviviendo.

La "I Ruta Histórica del Agua" se adentró ayer en ese terreno. Con la plaza del Adelantado como punto de partida, el historiador Miguel Ángel Gómez introdujo a una treintena de asistentes en los recovecos de este campo: que la desaparecida laguna no era suficiente y hubo que recurrir a otras fuentes de abastecimiento, como el citado manantial o los pozos -uno de ellos situado en la hoy denominada calle El Pozo-; que las canalizaciones estaban construidas de madera, después de piedra y más tarde pasaron a ser galvanizadas; que el histórico lago quedó integrado en la trama urbana y que se rebosaba hasta que se instalaron canalizaciones para impedirlo (de ahí el nombre antiguo de otra calle, la de El Remojo)...

Autor del libro "Estrategias y usos históricos del agua en Tenerife durante los siglos XVI y XVII", Gómez conoce la historia y localizaciones clave del agua al detalle: el barranco de La Carnicería, los lavaderos del Tanque Grande -abiertos ayer y en proceso de adecentamiento durante los últimos días-, Madre del Agua, Fuente Cañizares... Por esos puntos transcurrió una visita con numerosas curiosidades, desde la deuda en el transporte de la fuente de la plaza del Adelantado -"los intereses tienen que ser importantes...", bromeó uno de los participantes- a las piezas de mármol que iban a ser inicialmente para los citados lavaderos y que los avatares históricos acabaron llevando a la fachada del ayuntamiento.

Mostrado todo ello este viernes con motivo de la patrona de Teidagua, está previsto que en adelante se articulen nuevas acciones para dar a conocer estos espacios, según indicó la concejala de Aguas, Mónica Martín.