Las fiestas del núcleo lagunero de San Juan están en marcha desde ayer y se prolongarán durante los próximos días con sus habituales actos religiosos y populares. Ahora de protagonismo relativo, llegaron a ser unos festejos muy destacados, en buena medida por la historia de siglos con la que se vincula el santo y su parroquia, los mismos que en esta edición dan pie a la conmemoración de un aniversario "redondo": los 250 años de la Hermandad de San Juan.

"El barrio de San Juan siempre ha girado en torno a la ermita, que fue un hito de un suceso histórico lamentable: la peste de landres de 1582". Así lo explica el cronista oficial de La Laguna, Eliseo Izquierdo, que también ha prologado la obra "¡Salud en la tierra! La devoción a San Juan Bautista en La Laguna y la peste de 1582", que se presentará el próximo día 27 en el salón de plenos del ayuntamiento. "Según se consideró en aquella época, la víspera y el día de San Juan cesó la mortandad y lo atribuyeron entonces a su intersección, por lo que el primitivo Cabildo de la Isla acordó, por una parte, nombrarlo copatrono de La Laguna y, por otra, erigirle un templo", detalla.

A partir de ahí, el resto. Nació más tarde un lugar "con mucha personalidad". "Como se puede decir un poco impropiamente, fue hasta hace relativamente poco tiempo un barrio extramuros, porque La Laguna nunca ha tenido muros, pero sí ha estado más allá del perímetro urbano y, además, eso ha marcado una frontera natural que ahora apenas se ve: el barranco de Cha Marta (hoy la calle Seis de Diciembre) y que se une con el de La Carnicería", relata Izquierdo. "Es como una cicatriz que ha permitido que La Laguna se funda con el barrio y el barrio con La Laguna, y que se una todo de una manera plena", añade el también historiador y periodista, que rememora que en el siglo XIX, cuando se fue a realizar el cementerio de la zona, hoy clausurado, se construyó allí precisamente porque era el "extrarradio", "más allá del núcleo urbano de la población".

Aquel entorno fue germinando poco a poco y transformándose hasta convertirse en el enclave dinámico y con la actividad comercial que existe actualmente. "Y sin perder el carácter de siempre", apostilla Eliseo Izquierdo, que entiende que la hermandad -cuyo responsable principal es Ramón Mario Herrera- ha tenido un papel relevante como medio para el "fortalecimiento" de la identidad del lugar.

Ante la efeméride se presentará ese libro en el que participa el cronista oficial, que indica que la idea partió del colectivo religioso y que encontró el apoyo del ayuntamiento. En la publicación se recogen varios trabajos de investigación que arrojan luz sobre aspectos diversos del templo y del santo, una talla procedente de algún taller andaluz por determinar.

Con ello se busca este año dotar de cierta "solemnidad" y "singularidad" a unos festejos que las investigaciones y memoria del periodista señalan como relevantes. "Yo recuerdo asistir de muchacho, y había ventorrillos, se hacía una especie de empalizada en la zona que va desde la iglesia hasta más allá de la calle San Juan...", rememora quien fue el primer pregonero de esta celebración, y que agrega: "En el año 1921, según tengo en mis fichas, hubo una función en la que se estrenó el célebre Jacinto del Rosario, que fue una persona popularísima en Tenerife; eso quiere decir que eran unas fiestas destacadas y que, además, organizaban los vecinos".