Le quedan a Guamasa todavía unas 1.800 tejas para conseguir el objetivo que se habían marcado desde su iglesia: sufragar el coste de la rehabilitación del tejado a través de una recolecta "teja a teja", a cinco euros cada una. Son unas 3.800 y van por 2.000. Sin embargo, esa circunstancia no ha sido óbice para que ayer le pusiesen el candado al templo hasta, si todo sale según lo previsto, dentro de seis meses. Y es que no solo se trata de la techumbre, sino que se llevará a cabo una actuación más amplia, que supondrá una mejora integral de 300.000 euros.

Según explicó el párroco, Domingo Marrero, se van a realizar trabajos en el piso, en las paredes -"que se dejará también preparadas para la segunda fase, que supondrá una ampliación", precisó-, en las cubiertas, en la instalación eléctrica... "Se va a actuar en el tema del ruido de los aviones", añadió el sacerdote, antes de detallar que los fondos obtenidos -y con los que ya cuentan casi en su totalidad, a falta de una cantidad próxima a los donativos que se obtendrían con las tejas que faltan- han salido de colaboraciones y, sobre todo, de iniciativas como rifas y excursiones.

En cuanto a la acción de las tejas, Marrero señaló que se ha encontrado con una respuesta "muy bonita", con numerosas aportaciones de personas mayores y de residentes de otros lugares que han puesto su granito de arena para la parroquia de Santa Rosa de Lima, que fue diseñada por el reconocido arquitecto Mariano Estanga. Cada uno de ellos ha ido pintando sobre unos paneles situados en el interior de la iglesia, en los laterales, las tejas sufragadas.

Un exterior con desconches y la pintura en mal estado es el primer síntoma que hasta ayer se podía observar de la situación en la que ha vivido el templo durante los últimos años, a lo que seguían, ya dentro, un techo con unas mallas protectoras y la presencia de puntales en la parte trasera. Será esa última zona de la que partirá la ampliación que se contempla para la segunda fase, que, eso sí, no se realizará seguidamente a la primera, que arrancará a comienzos del próximo mes de septiembre.

El penúltimo acto de las fiestas, el último del "antiguo" templo

El acto que se realizó ayer en honor de Santa Rosa de Lima, patrona del pueblo, fue el penúltimo de las fiestas de Guamasa y el último del templo antes de su renovación. Tras esa celebración, este núcleo lagunero cerró sus festejos estivales con una verbena hasta la próxima edición.

Desencuentro con el centro ciudadano

El párroco de Guamasa, Domingo Marrero, expresó su malestar con la imposibilidad de contar con una parte del centro ciudadano para celebrar las misas. Al respecto, indicó que allí se desarrollan bailes dos días a la semana, lo que impidió un acuerdo. "Se va a quedar el pueblo sin un lugar de culto; es un problema grande", manifestó el sacerdote. Concretamente, apuntó que su propuesta era utilizar un escenario como altar y utilizar un telón para aislar ese punto una vez que finalizasen las misas, lo que no fue aceptado por los representantes del centro. Aquello, a su juicio, ha dejado un "ambiente de tristeza" en Guamasa. "Me parecía que era bueno poner la imagen allí como referente", afirmó. "Creo que les faltó un gesto de generosidad y de comprensión; primó el tema de los bailes antes que las necesidades de la parroquia". Mientras que duren los trabajos de mejora, los feligreses se tendrán que trasladar a la capilla de la Cruz Chica -"donde caben 14 personas", agregó- y a la iglesia de La Caridad, ambas un poco alejadas de la de Santa Rosa de Lima.