Unos mensajes en el chat de WhatsApp equivocado con las palabras "follar" y "enchufo" han llevado a que sea el protagonista absoluto de la semana. Él ha mantenido en estos días que todo era parte de una broma en el marco de una conversación de amigos. Ya nada podía hacer. El "terremoto" y el linchamiento eran imparables sobre Zebenzuí González, un nombre que seguro que tardará tiempo en olvidarse.

Nacido en 1977, este tejinero estudió Derecho en la Universidad de La Laguna; en esa etapa cursó un Erasmus en Italia, en la ciudad de Udine, y terminó después en el despacho profesional del diputado autonómico Gustavo Matos. Allí sitúan varias fuentes la génesis de su ahora truncada carrera política. Su otrora jefe encabezó la lista lagunera del Partido Socialista (PSOE) en 2011 y él fue como número ocho; se quedaron con solo cuatro ediles. Aunque no entró, el camino estaba ya abonado para 2015. Javier Abreu, al que González acusa de urdir lo que le ha ocurrido, lo elevó al puesto cinco, y lograron justo cinco actas. En adelante, todo transcurrió en relativa calma hasta que llegó el cese de su hoy archienemigo, el cisma socialista, su inicial posicionamiento del lado de Abreu y su rápido cambio al bando oficial.

No solo se abrió un proceso de bronca entre sectores del PSOE una vez que fue apeado el exlíder, sino también de movimientos discretos en clave de futuro orgánico y electoral en los que el concejal iba quedando progresivamente desplazado. Lo último fue su posición poco privilegiada en la candidatura de delegados de Mónica Martín para el XIII Congreso del PSOE en Canarias, que se celebra hasta hoy en Vecindario. A medida que avanzaba esa situación, el edil se introducía en una dinámica de extremos. O evitaba los temas o apostaba por posturas cada vez más atrevidas que lo llevaban a la metedura de pata: declaraciones sobre asuntos en los que el partido prefería guardar silencio, compromisos difíciles...

Zebenzuí, al que todos llaman "Zeben", ha sido el hombre clave para el mantenimiento del pacto -y también para la presencia de los concejales y asesores socialistas en él-; pero el que hasta el jueves fue su grupo lo acabó "interviniendo". O dicho de forma más clara: era un secreto a voces en los pasillos municipales que poco mandaba en la formación de la rosa en puño debido a lo que Martín entendía como errores. De ahí los que apuntan que es improbable que haya podido "enchufar" a nadie, como quiera que llegó un momento en que ni las decisiones menores ya dependían de él. Incluso el alcalde, en unas frases de su comparecencia matutina del viernes, pareció referirse a eso.

Para unos un machista y un misógino tras sus desafortunados comentarios, González cuenta a su favor con que durante los dos años que ha permanecido en el gobierno ha tenido en su despacho una de las puertas más abiertas del consistorio a los vecinos, así como a los periodistas. Desde allí a veces realizaba algunos pronunciamientos que le costaban llamadas de atención por parte del PSOE, y pasaba entonces a un período de hibernación mediática. En los últimos días se ha producido algo en esa línea. En medio de la tormenta ha optado por expresiones que probablemente en poco lo han ayudado a salir del atolladero, en unos casos, o que han sido ambiguas, en otros. "Con la mano en el corazón, si el expediente termina con la expulsión, cojo mis cosas y me voy a mi casa, no voy a seguir en un partido que no me quiere", llegó a decir anteayer en Radio Club Tenerife, si bien aseguró la víspera que no dimitiría, en lo que, además, insistió el viernes.

"Soy un chico de Tejina que se metió en política con firmes convicciones de servicio público", se definió en esa misma entrevista radiofónica. Precisamente su implicación en la vida de su pueblo y de la Comarca Nordeste ha sido una de sus cartas a favor en el PSOE. No en vano, fue presidente de la Asociación Corazones de Tejina y en algún caso ha expresado en las redes sociales su sentimiento de pertenencia al Unión Tejina. Sin tener madera de líder ni un paquete de votos abundante, por su perfil sí que cuenta con más contacto con los vecinos que los otros ediles de la zona. Pero en esto ser popular solo le ha servido para que el problema se incrementase. La familia, los comentarios... A media mañana de ayer, el Bar Central, uno de los más concurridos del lugar, parecía el rincón de prensa de una biblioteca. Periódicos abiertos de un lado al otro de la barra y hasta algún lector fotografiando páginas.

Desde su ámbito geográfico había quienes este sábado relativizaban lo sucedido. "Bromas como esas, quizá no tanto, pero parecidas, hemos hecho todos", expresaba una persona destacada del pueblo. El planteamiento no es exclusivo. Gente que lo conoce del entorno del ayuntamiento y que está segura del tono del mensaje también se manifiesta -"sottovoce", eso sí- en igual sentido. Otra cosa es que la combinación de las redes, los "memes", una bola que se hizo cada vez mayor y que superó las fronteras del Archipiélago, y un equipo de gobierno en minoría sea mucho más poderosa.

Falta ahora la respuesta sobre entregar el acta de concejal. Será lo que determine hasta dónde la "crisis del WhatsApp".