Es una tradición que va camino de convertirse en emblemática y que ayer volvió a congregar a sus principales protagonistas en la calle La Audiencia. Tegueste celebró el Día del Carretero, una jornada en la que sus autores expusieron las carretas que participaron en la cincuenta edición de la Romería de San Marcos Evangelista. Se trata de una celebración en la que estuvieron presentes las 23 carretas, únicas en su estilo, que rescatan, fomentan y difunden las tradiciones del pueblo canario y, en particular, del municipio de Tegueste, en su estado más puro.

Las carretas que se congregaron en la calle La Audiencia fueron: "Pedro Álvarez", "Las Canteras", "El Mocán", "El Gamonal", "El Murgaño", "Los Binchenis", "Colegio Teófilo Pérez", "La Pedrera", "Imidahuem", "La Gorgolana", "El Cantillo", "Teguazo", "El Carmen", "La Peña", "El Molino", "La Padilla", "Tesegue", "Los Currillos", "Achineche", "Mahey", "Chinijos", "La Golisma" y "Los Puntales".

La elaboración artesanal de las carretas es, sin duda, uno de los rasgos más originales de la Romería de San Marcos Evangelista. Desde las iniciales cinco carretas, su número ha ido creciendo con el tiempo, mostrando esa incesante expansión que demuestra el arraigo y extensión que tal costumbre alcanza entre los teguesteros. Es un rito colectivo que aúna y agrupa a un amplio número de personas, que se convierten por las relaciones humanas que se entablan en algo más que una simple confección.

La prueba más clara de lo anterior es que todavía no han culminado las fiestas en honor de San Marcos y los carreteros, al celebrar su día, ya están pensando en el motivo que llevará su carreta el año siguiente. Es lo que ocurre cada año desde que existe esta tradición y, como no podía ser de otra forma, volvió a suceder ayer.

Durante todo el año comienzan a recopilar ideas, a rebuscar entre añejas tradiciones, a conversar con los más viejos para encontrar motivos novedosos e innovadores. Es una tarea nada fácil teniendo en cuenta la multitud de composiciones recreadas en el transcurso de varias décadas y que no deben repetirse para resaltar la originalidad y carácter único. Una vez decidido el diseño se guarda celosamente para que no pueda ser copiado por otra carreta.

La confección se inicia por los paneles laterales y traseros, elaborados grano a grano. Se usa cebada, arroz, avena o soja, pero el abanico es muy amplio. Los paneles se sitúan en los costados y en la parte trasera de las carretas, y están vinculados al motivo elegido que se exhibe en la parte alta de la carreta. Los paneles destacan por su minuciosidad, detalles, perspectiva sin necesidad de estudios, así como por la combinación de tonos y colores. El grano se va pegando en paneles de madera hasta completar los dibujos y después se adosan a las carretas. Se cuidan todos los detalles. De hecho, algunos granos se tuestan para adoptar algún color característico.

Este trabajo concienzudo y artesano va dando pie, poco a poco, con las semillas u otros elementos naturales, a auténticas obras de arte confeccionadas con elementos exclusivamente de tradición vernácula.