Leche de cabra con gofio, pan con chorizo, queso blanco... y también fabada, vino, bizcochón y café. Ese fue el desayuno. Organizado por las asociaciones de vecinos de Bejía y Cuevas de Lino (El Batán) y por el Ayuntamiento de La Laguna, el II Encuentro con los Sabores de las Montañas de Anaga se convirtió ayer en una demostración de la gastronomía, costumbres y folclore de la zona, así como de la forma de vida de sus gentes y de la hospitalidad que siempre las ha caracterizado.

La casa-cueva de don Félix González, el Montañero, hombre destacado del emprendimiento lagunero, fue uno de los puntos claves de la jornada. En esta construcción, una atalaya privilegiada de los paisajes encantadores del entorno de Bejía, desembocó una ruta etnográfica que partió desde El Moquinal. Fue allí donde se sirvió el contundente desayuno con el que más de medio centenar de participantes (aficionados al senderismo, vecinos de La Laguna, amantes de la etnografía y gente que, en general, buscaba pasar un domingo diferente) cogieron fuerzas para continuar hacia El Batán. Ni el primer tramo ni este otro eran caminatas al uso, sino que los vecinos tuvieron un papel protagonista en la explicación del entorno y sus elementos, como los tradicionales bancales, el horno de leña o la Fuente Grande, entre otros.

Realizado en paralelo a una demostración del cultivo del ñame en El Batán de Arriba-La Cordillera, el recorrido terminó en El Batán con una horneada de pan -se reactivaron para la ocasión las dos antiguas panaderías que suministraban al macizo-, una degustación de productos locales como ñames y verduras, y un viaje ya completo a la mesa local con un potaje de berros y coles.

No acabó ahí la cosa. Otra ruta etnográfica -a Fondova, en este caso- marcó la jornada de tarde, mientras que el cierre fue musical, de la mano de la Parranda Cuevas de Lino. Quien se lo perdió (o el que quiera repetir) tendrá una nueva oportunidad el 14 de octubre, cuando la actividad se centrará en los caseríos de Las Carboneras y Chinamada.