LOS FUNCIONARIOS tienen todo el derecho de acudir a la huelga el próximo dos de junio en defensa de sus salarios. Otra cosa es que se consideren el colectivo más afectado por los duros recortes impuestos ante la necesidad de controlar el déficit. Son los más de dos millones de parados, que han perdido su puesto de trabajo desde 2008, los que de verdad cargan sobre sus espaldas el duro precio de la crisis económica.

Los sindicatos, que no se han movilizado en estos dos años mientras miles de españoles perdían cada día su empleo, amenazan ahora con una huelga general. La bajísima participación en las manifestaciones del pasado Primero de Mayo es una muestra evidente de la decepción ciudadana ante su indolencia frente a esta sangría y su política de conformidad con el subsidio de desempleo.

Teniendo todo el derecho a su huelga, las encuestas demuestran que los funcionarios no cuentan, en esta ocasión, con el apoyo del resto de los españoles que desearían su estabilidad en el empleo y consideran que las bajas tasas de inflación, de los precios de los carburantes, de las hipotecas etc. les han beneficiado especialmente en estos tiempos duros.

Otra cosa muy distinta es la congelación de las pensiones. Las personas mayores reciben en nuestro país unas retribuciones que son las más bajas de Europa. Muchos no llegan a fin de mes y, como en el caso de los parados, sólo la existencia de una infraestructura familiar sólida permite a muchos ancianos evitar la indigencia. Parece que el Gobierno barajó la alternativa de plantear el copago sanitario, es decir que todos los beneficiarios de la Seguridad Social abonáramos un euro por visita médica. Pero que la medida se descartó por la imposibilidad de pactar con el Partido Popular.

Resulta sangrante que la población mas frágil, necesitada, la que ha contribuido con su trabajo al crecimiento que ahora disfrutamos, tenga que apretarse aún más el cinturón por la incapacidad de la clase política de llegar a acuerdos sobre una medida como la del copago, mucho más justa, equitativa y lógica.

Rajoy amenazó en el Congreso con no apoyar la congelación de las pensiones si no se retiraban las subvenciones a los partidos y a los sindicatos. Retírense, ni unos ni otros se merecen que les estemos manteniendo con nuestros impuestos. Como está ocurriendo en el resto de los gobiernos de la UE donde, por cierto, también ha llegado la hora de los duros recortes, los pactos son imprescindibles