La división entre las fuerzas políticas impidió que el pleno del Congreso se pronunciara ayer sobre el Estatut y la sentencia del Constitucional que recorta algunos preceptos, pese a que había hasta seis propuestas de resolución que hacían referencia el texto estatutario catalán.

De hecho, había sido uno de los asuntos que más discusión había motivado en este debate sobre el estado de la nación, tras la sentencia del TC y la multitudinaria manifestación en Barcelona el día 10 en protesta por el fallo.

Salvo el PSC, las fuerzas políticas que hace tres días apoyaron una declaración de mínimos en el Parlament -ERC, ICV y CiU- habían pactado una enmienda para que el Congreso respaldase el documento del Parlament, donde se transcribe el preámbulo del Estatut, que definió a Cataluña como nación.

Una iniciativa a la que finalmente no ha querido adherirse el PSOE, lo que, a juicio del resto de fuerzas políticas, colocó a los socialistas catalanes en una posición incómoda y contradictoria.

Pero los socialistas catalanes justificaron su voto contrario a esas propuestas aduciendo que la resolución del PSOE era más completa y más ambiciosa, pues iba más allá de la mera reproducción del preámbulo del Estatut para proponer una salida al conflicto generado tras la sentencia del Constitucional.

Incluso tampoco pudieron mantener la unidad entre las fuerzas que se definen como catalanistas.