Aparte de enterarnos que ha pasado alguna noche en la Moncloa sin dormir -eso nos pasa a todos sin necesidad de ser el presidente del Gobierno- en la entrevista-reportaje publicada este fin de semana en El País, con motivo de los diez años de la llegada de Zapatero a la secretaría general del PSOE, el jefe del Ejecutivo señalaba como uno de los aciertos de su mandato lo que él sigue llamando "proceso de paz" con ETA y que otros hemos denominado proceso de negociación política con la banda terrorista. Zapatero explicaba por qué consideraba ese "proceso" un acierto: "Tengo la convicción de que ahí se sembró una solución definitiva. Tengo esa confianza". Es decir, Zapatero en estado puro, intentando convertir lo que fue uno de sus mayores fiascos en uno de sus aciertos.

Con esta confesión de parte y, sobre todo, con la coletilla de "tengo esa confianza", lo que está reconociendo y transmitiendo Zapatero es que esa negociación con ETA continúa en la actualidad, aunque ahora se hace, por parte del Gobierno, de manera menos expuesta a la opinión pública, empleando para ello la metodología de la resolución de conflictos y utilizando la figura de mediadores internacionales, lo cual, en sí mismo, constituye un auténtico bochorno, porque con ello el Gobierno de España está admitiendo que en el País Vasco hay un "conflicto", es decir, dos partes enfrentadas que necesitan de mediadores. Todo un auténtico despropósito.

Quizás el presidente tenga de los ciudadanos españoles un concepto manifiestamente mejorable, porque de otra manera no se entiende que intente "vender" ahora que su negociación política con ETA fue un gran acierto. Quizás el presidente piense que los españoles se han olvidado de que les mintió cuando tras el atentado de la T-4 de Barajas dijo que no habría más contactos con ETA para meses después reconocer que sí los hubo. Quizás el presidente piense que los españoles no se han enterado de que estuvo negociando con la banda terrorista en la mesa de Loyola cuestiones estrictamente políticas, como el futuro de Navarra o el derecho de autodeterminación del País Vasco. Quizás el presidente piense que los españoles se han olvidado de que, por necesidades de ese "proceso de paz", permitió que el brazo político de ETA se pudiera presentar a las elecciones vascas de 2005 y a las municipales de 2007. Quizás el presidente piense que los ciudadanos no recuerdan cómo cedió ante el chantaje que le planteó y le ganó el sanguinario terrorista De Juana Chaos, actualmente en paradero desconocido.

La entrevista-reportaje a la que he hecho referencia desvela un dato desconocido hasta la fecha, pero muy significativo. El anterior secretario general de CC.OO., José María Fidalgo, cuenta que en octubre de 2005, catorce meses antes del atentado de la T-4 de Barajas y con Zapatero volcado ya en su negociación con ETA, el presidente del Gobierno comentó a los representantes de los sindicatos y de los empresarios que antes de las Navidades de 2006 iba a acabar con ETA y que eso le aseguraría la reelección como presidente dos legislaturas más. ¿En qué está pensando Zapatero ahora cuando dice que aquel mal llamado "proceso de paz" sembró una solución definitiva? Verde y con asas.